«Ortega es 100% consciente del daño que causa», afirma psicólogo, tras discurso de odio contra desterrados políticos

Luego que el dictador Daniel Ortega despotricara en contra de más de 300 nicaragüenses a quienes desterró y despojó de su nacionalidad entre el nueve y 15 de febrero del año pasado, expertos afirman que el mandatario «es consciente del daño que causa» con su discurso de odio.

Y es que la noche del miércoles, 21 de febrero, durante el discurso partidario por el aniversario de la muerte de Augusto C. Sandino, Ortega se refirió, en tono burlesco a los opositores desterrados, afirmando que «al igual que Adolfo Díaz y Emiliano Chamorro que dejaron de ser nicaragüenses, esos también han dejado de serlo y están ahora en los Estados Unidos».

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«Ahora se deben de sentir muy contentos de ser Yanque; otros están en España se sienten españoles, muy contentos de ser españoles, hasta ya deben de hablar como españoles», señaló Ortega, arremedando de forma precaria el acento español.

A la vez justificó el destierro de los nicaragüenses, asegurando que «el que traiciona a su patria deja de ser de este país y por eso se llaman apátridas».

Ortega es consciente de sus crímenes

Tras esta nueva arremetida, el psicólogo Clínico Róger Martínez explicó a Darío Medios Internacional que de acuerdo al perfil que hizo de la personalidad del dictador nicaragüense, «sus burlas, risas y lenguaje físico confirman es 100 % consciente del daño que causa».

«—Ortega— no está ni senil ni demente ni psicótico, sino que es una persona que plenamente puede ser juzgada por sus actos criminales, ya que no existe tal “locura” ni atenuante sino más bien actúa con premeditación, ventaja y alevosía», refrió el experto.

Recalcó, además, que el dictador de Nicaragua es «un individuo en el pleno uso de sus facultades que obviamente las realiza de manera criminal».

No obstante, Martínez indicó que Daniel Ortega «está dentro del espectro de las psicopatías con inclinación a lo sociópata pero con rasgos psicópatas como la falta de empatía, premeditación del daño que quiere causar, etc.».

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«Lo inclino más hacia la sociopatía por su impulso basado en odio de clases, odio del aspecto físico de los demás, sentimientos de inferioridad que manifiesta en su comportamiento autoritario y sobre todo el hecho de que quiso ser de la clase alta pero está nunca terminó de aceptarlo por más millones que logró amasar, más bien estos se aprovecharon de él haciendo negocios ventajosos sin intención de hacerlo uno de los suyos», subrayó el también exreo político.

Discurso de odio de Ortega «genera fracturas a nivel emocional»

En el mismo orden, Gloria Chamorro, especialista en liderazgo y salud mental, explicó que el discurso de odio «genera fracturas a nivel emocional, que luego se somatizan físicamente en secuelas, traumas y polarización, entre tantos efectos más de las narrativas de odio».

Al igual que el psicólogo Martínez, Chamorro coincidió en que Daniel Ortega «es consciente desde su propia realidad, una realidad que es distorsionada», y que no es justificable, en lo absoluto sus acciones represivas.

En cuanto que si a Ortega se le debe de calificar como psicópata o demente, la especialista afirmó que puede dar un criterio diagnóstico, pero aseguró que «sin duda, los crímenes de lesa humanidad deben ser condenados sin justificación alguna».

Por otra parte, chamorro refirió que los nicaragüenses no pueden permitir que se normalice la incitación al odio ni a la violencia en ninguna de su formas, porque afirme que «los crímenes de lesa humanidad, el destierro y el exilio no pueden ser aceptados como parte de nuestra realidad».

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Mientras que el desterrado político Juan Sebastián Chamorro expresó a este medio de comunicación que a Ortega «le duele de que España haya sido solidaria y nos haya otorgado la nacionalidad».

«Y que cosas del destino que un día después que el dictador se burlara, yo estoy saliendo del consulado español, luego de adquirir la nacionalidad española», resaltó.

A un año de haber desterrado a los más de 300 nicaragüenses, Daniel Ortega no ha cesado su discurso de odio y acciones represivas contra todo opositor y sobre todo contra países, como Estados Unidos y España, que han mostrado su solidaridad para con los opositores.