El dictador Daniel Ortega, en un movimiento contundente, ha ordenado una reestructuración urgente de la legislación relacionada con el Gran Canal Interoceánico de Nicaragua, seguido de la derogación de la Ley 840. Este paso estratégico tiene como objetivo principal despojar de su concesión al empresario chino Wang Jing, un aliado clave del régimen.

Con una votación unánime de 91 votos a favor, la Asamblea Nacional, mayoritariamente controlada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional, ha respaldado esta medida, la mañana de este miércoles 08 de mayo de 2024, allanando el camino para que el Estado asuma el control total del proyecto del canal. La reforma, centrada en la Ley 800, establece una reconfiguración de la Autoridad del Gran Canal Interoceánico, desmantelando así una de las iniciativas emblemáticas del régimen de Ortega, que ha permanecido estancada durante una década desde su aprobación inicial.

En la justificación presentada, y divulgada por los medios oficialistas, se argumenta la necesidad de adaptar el marco legal a las cambiantes dinámicas tanto a nivel nacional como internacional, con el fin de mantener una gestión efectiva en el Estado de Nicaragua. Sin embargo, las especificidades sobre el destino de Wang Jing y los detalles precisos de los cambios propuestos aún permanecen en la penumbra.

El Ministerio de Transporte e Infraestructura, bajo el liderazgo de Oscar Mojica, asumirá la presidencia de la Autoridad del Gran Canal Interoceánico de Nicaragua, mientras que se designará un vicepresidente para la Costa Caribe y el secretario será el asesor de inversiones, comercio y cooperación internacional de la Secretaría de la Presidencia, Laureano Ortega Murillo.

La reforma también contempla la disolución de la junta directiva de la Autoridad del Gran Canal Interoceánico, lo que marca un cambio significativo en la estructura de gobierno del proyecto. Este movimiento no solo refleja un cambio en la gestión del canal, sino que también tiene implicaciones políticas y económicas tanto a nivel nacional como internacional.

El episodio del Gran Canal Interoceánico, que alguna vez prometió transformar la economía de Nicaragua, ahora se suma a una serie de proyectos fallidos y controvertidos asociados con el régimen de Ortega. Mientras tanto, la figura de Wang Jing, envuelta en escándalos financieros y desapariciones misteriosas, sigue siendo un enigma, con informes que sugieren que ha encontrado refugio en los Estados Unidos.

La cancelación de la concesión a Wang Jing no solo marca el fin de una asociación controvertida, sino que también plantea preguntas sobre el futuro del proyecto del canal y su impacto en las comunidades locales y el medio ambiente. A medida que Nicaragua avanza hacia un nuevo capítulo en su historia política y económica, el destino del Gran Canal Interoceánico sigue siendo incierto, dejando a su paso una serie de interrogantes y desafíos por abordar.