La tensión entre la administración sandinista de Daniel Ortega y la iglesia católica en Nicaragua ha alcanzado un nuevo punto álgido, esta vez en el contexto del aniversario número 44 de las apariciones de la Virgen de Cuapa. A pesar de las expectativas de los fieles, el régimen ha impuesto restricciones que han sumido las conmemoraciones en un clima de prohibición y desafío. El Santuario Diocesano de la Virgen María de Cuapa, ubicado a 152 kilómetros de Managua, se ha visto envuelto en un conflicto con las autoridades, quienes han negado el acceso al lugar desde las primeras horas de la jornada de hoy, miércoles 08 de mayo de 2024. Esta decisión ha sorprendido a la comunidad religiosa, que esperaba con ansias celebrar la Eucaristía en honor al aniversario de la aparición de la Virgen.

A pesar de que las autoridades del régimen habían informado previamente sobre la autorización para llevar a cabo la ceremonia, la realidad ha sido otra. El presbítero Almer Moncada, rector del Santuario, confirmó que solo se permitiría la celebración eucarística el día 08 de mayo a las 10 de la mañana, sin vigilias ni procesiones como en años anteriores. No obstante, la realidad este miércoles es otra. La Policía Nacional, a pocos kilómetros de las instalaciones religiosas, realiza requisas, interrogatorios e impide el paso.

Este drástico cambio en las festividades religiosas ha generado descontento entre los fieles, quienes tradicionalmente acudían desde la noche del 07 de mayo para participar en la vigilia y las actividades programadas para conmemorar el evento. Sin embargo, la prohibición del régimen ha forzado a la comunidad a adaptarse a nuevas condiciones, limitando las celebraciones a espacios cerrados dentro de los templos, a pesar de que la noche de este martes hubo una misa, transmitida en directo.

La historia de la Virgen María de Cuapa se remonta al año 1980, cuando se apareció al campesino Bernardo Martínez en un contexto de conflicto armado entre el régimen sandinista y la Resistencia Nicaragüense. Su mensaje de paz y reconciliación resonó en medio de la guerra, instando a las y los fieles a buscar la armonía y la unidad entre ellos.

El accionar del régimen de Ortega no es nuevo en lo que respecta a su relación con la iglesia católica en Nicaragua. Desde el destierro y encarcelamiento de sacerdotes y obispos a principios de año, las tensiones han ido en aumento, marcadas por el acoso e intimidaciones contra la institución religiosa.

La prohibición de las celebraciones masivas en honor a la Virgen de Cuapa es solo el último capítulo de una serie de acciones represivas dirigidas hacia la iglesia y sus líderes, que ha tenido que adaptarse a un entorno cada vez más hostil. A pesar de las restricciones impuestas, la comunidad católica mantiene su fe y devoción, buscando formas alternativas de conmemorar sus tradiciones religiosas en un contexto adverso.