Monseñor Báez: “no aceptemos como ley la voluntad de un tirano”

El obispo auxiliar de la arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio Báez dijo este domingo desde su homilía realizada en Miami, donde se encuentra exiliado que los cristianos no pueden aceptar como ley la voluntad de un tirano, refiriéndose a la situación que vive Nicaragua con la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

El religioso señaló que en un sistema legítimamente constituido los cristianos debemos vivir como ciudadanos honestos y responsables, cumpliendo con los deberes sociales y políticos, pagando los impuestos y colaborando al bien común de la sociedad.

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“Sin embargo, cuando un régimen destruye el estado de derecho, se coloca por encima de la ley, atropella los derechos humanos, manipula la justicia y reprime con violencia, no podemos quedarnos pasivos y resignados. No aceptemos como ley la voluntad de un tirano, no nos resignemos a ver como normal la cárcel o el destierro que los dictadores imponen a quien piensa, habla y actúa con libertad, no dejemos que el miedo nos haga pensar que los dictadores endiosados son invencibles”, señaló monseñor Báez.

No permitamos que un tirano anule nuestras libertades

Asimismo, manifestó que, si el pueblo permite que se le arrebate la dignidad, controlen sus conciencias y anulen sus libertades, no solo nos estarían resignándose pasivamente a una dominación humillante.

“Estaríamos contradiciendo lo que nos enseña hoy Jesús: solo a Dios hay que dar lo que es de Dios. Ningún César es Dios, ningún tirano es divino. No nos cansemos de exigir respeto a todas las libertades ciudadanas y no dejemos de denunciar los atropellos de quienes se presentan como pequeños dioses y arrebatan la libertad a sus pueblos. No son dioses, ni poderes invencibles”, refirió el religioso.

De igual manera finalizó diciendo que debemos cultivar en nuestro corazón una santa rebeldía interior para solo adorar y servir a Dios.

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“Demos a Dios lo que es de Dios para iluminar e interpretar la historia con la luz que nos viene de él. Demos a Dios lo que es de Dios para pedirle la fuerza y la sabiduría que nos permita construir sociedades justas y libres. Demos a Dios lo que es de Dios para hacer en toda su voluntad y ser capaces de responder con coherencia evangélica a los retos de cada día”.