El cambio climático es un problema mundial causado por factores naturales y actividades humanas. Las personas interactúan con el ambiente de diversas maneras, algunas beneficiosas, otras negativas o inofensivas para el medio ambiente.
Las alteraciones climáticas pueden manifestarse a través de pocas o muchas lluvias, altas temperaturas, sequías prolongadas, cambios en la dirección de los vientos, deshielo en los polos, entre otros fenómenos. Estos eventos tienen repercusiones en múltiples aspectos, incluyendo el medio ambiente, la producción y la economía.
Nicaragua se ve gravemente afectada por el cambio climático, especialmente por ser un país altamente vulnerable a desastres naturales. Sin embargo, desde la rebelión de abril del año 2018, el país centroamericano y sus bosques se han vuelto más vulnerables, a pesar de las millonarias asignaciones financieras del Banco Mundial destinadas a su protección.
Ambientalistas denuncian la deforestación indiscriminada en reservas como Bosawás e Indio Maíz. El régimen orteguista ha autorizado la deforestación en la Reserva de la Biosfera de Bosawás, ubicada en la frontera norte con Honduras, que es parte del segundo tramo de selva tropical más grande de las Américas después del Amazonas, así como en la Reserva de la Biosfera Río San Juan, bosques húmedos rodeados por ríos y humedales que, a pesar de ser áreas protegidas, están siendo afectados por la tala indiscriminada, según denuncias de las comunidades locales.
“Estos bosques son fragmentos cruciales del corredor biológico mesoamericano, que conecta hábitats en América del Norte y del Sur, permitiendo la migración de animales como los jaguares y proporcionando un refugio fundamental para especies únicas y en peligro de extinción”, se explicó a este medio.
Activistas ambientalistas nicaragüenses, bajo anonimato, denuncian que el régimen de los Ortega-Murillo carece de estrategias para hacer frente a los efectos del cambio climático y, por el contrario, promueve la explotación forestal al levantar la veda para el corte de pinos, cedros reales y pochote, incluso en áreas protegidas, en regiones como Matagalpa y Jinotega.
Critican al régimen por establecer indefinidamente el corte y aprovechamiento del pino, en lugar de promover la conservación de los bosques.
Sostienen que la deforestación flagela a Nicaragua y que la pareja de autócratas ha abolido las vedas para el corte, aprovechamiento y comercialización de especies como el pino, los cedros reales y el pochote, lo que representa una continuación de la explotación forestal.
León y Chinandega, sin bosques y convertidos en zonas desérticas
Los departamentos de León y Chinandega han sido históricamente deforestados por los gobiernos y los productores que han ocupado grandes extensiones de tierra para monocultivos como el algodón, y actualmente para el cultivo de ajonjolí y maní.
Incluso, los productores han ordenado el corte de todas las cortinas rompevientos plantadas en 1980, ya que proporcionaban demasiada humedad a sus cultivos.
“En el occidente, solo quedan zonas desérticas, y la frontera agrícola ha devorado la ciudad, dejando a los bosques como víctimas de la deforestación”, dijo la fuente.
Los artesanos del barro, panaderos y propietarios de microempresas utilizan grandes cantidades de leña, extraída ilegalmente de fincas cercanas a las ciudades por campesinos, lo que ha empeorado la crisis ambiental en la región.
Deforestación: un hecho cruel contra la naturaleza
Según un especialista en temas ambientales, la deforestación es un acto cruel contra la naturaleza y una forma de depredación de los recursos forestales. “Los problemas ambientales en este país no cesan; la basura y los desechos sólidos son algunos de los mayores problemas, seguidos de la contaminación del agua”, señaló.
“La deforestación ha tenido un enorme impacto ambiental debido a la falta de planificación estratégica, lo que ha llevado a Nicaragua a enfrentar cifras alarmantes sobre la pérdida de áreas verdes”, agregó.
La cultura de cocinar en fogones con leña es una de las principales razones del aumento de la deforestación. Aunque existen otras opciones, una parte significativa de la población aún utiliza la leña como combustible, especialmente en departamentos como Managua, que tiene uno de los mayores consumos de leña en el país.
Según el INETER (Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales, 2001), en la región del Pacífico de Nicaragua, las temperaturas han alcanzado entre 38 y 40 grados Celsius en los últimos meses del año.
El cambio climático causa daños irreversibles en Nicaragua
El aumento de la temperatura atmosférica y del nivel del mar ha provocado la irregularidad en las lluvias y la intensificación de fenómenos meteorológicos extremos como sequías y huracanes, con impactos en la producción, la infraestructura, los medios de vida, la salud y la seguridad de la población, además de debilitar la capacidad del ambiente para proporcionar recursos y servicios vitales.
“El efecto invernadero en la atmósfera se debe en gran medida a la quema de combustibles fósiles, la descomposición de basureros, la cría de animales y el uso de fertilizantes, lo que genera millones de toneladas de gases como dióxido de carbono y metano”.
La degradación ambiental es evidente en la contaminación del agua y del aire. Estas consecuencias del cambio climático son motivo de gran preocupación, ya que los daños son irreversibles para los nicaragüenses.