La dictadura de los Ortega- Murillo está llena de odio contra las festividades de fe de la Iglesia Católica. Mantiene a un obispo recluido por delitos espurios, además, no menos de 53 sacerdotes nicaragüenses desterrados y fieles bajo persecución, sostuvieron dos creyentes marianos.

Asimismo prohibiciones a las emblemáticas procesiones y eventos tradicionales del pueblo. Como la  reciente imposición ilegal de no permitir novenarios en las calles y procesiones de la Purísima.

Sin embargo  autorizó y promocionó el  tradicional Concurso de Gigantonas que se realiza todos los 8 de diciembre;  en la plaza central de la ciudad colonia. Con la participación de  30 gigantonas y sus Pepe Cabezón.

Según funcionarios afines al orteguismo, el concurso de muñecas gigantes  es una oportunidad para reiterar las tradiciones culturales.

Por su lado, críticos al régimen dijeron que las actividades que no son propias de la Iglesia Católica no son impedidas, porque la dictadura quiere atraer al turismo internacional. Asimismo simular que todo trascurre con normalidad en el país.

A la actividad asistieron decenas de miles de familias leonesas de los barrios, repartos y comunidades rurales del municipio.

Petronila ganó el primer lugar del concurso

El jurado calificador seleccionó a la gigantona “Petronila”, como merecedora del primer lugar, porque cumplió con los requisitos tradicionales de la práctica.

La alcaldesa ortuguista  de León, Guísela Lacayo Medrano, declaró que el gobierno ha rescatado el tradicional concurso de gigantonas.

Todas las muñecas grandes antes del concurso recorrieron las principales avenidas de ciudad colonial con dobles de  tambores.

Cabe mencionar que desde los primeros días del mes de diciembre empezó la temporada de gigantonas en León, que salen con tambores por todos los barrios ofreciendo el baile y reciben contribuciones de la población  que disfruta de la  tradición.

León también es también la cuna de las gigantonas

La ciudad de León no solo es cuna de la gritería,  también del baile de la gigantona, desde tiempos antiquísimos, como una manera de burla a los conquistadores españoles.