Anochece rápidamente en Matagalpa. El clima fresco con la noche se combinan casi a la perfección para el placer de la población; pero más allá de la belleza natural, sin importar la hora, un monstruo acecha las calles de la perla montañosa, sobre todo, a las mujeres cuyo día a celebrarse este 8 de marzo, se ve empañado de sangre.

Se trata de un mal que agobia a los matagalpinos pero son las mujeres quienes resienten los ataques de odio en su contra. Es así como los machetes y las pistolas se han convertido en las armas con las que los hombres están acabando la vida de las mujeres en Nicaragua. Y Matagalpa se perfila como la ciudad más insegura para las féminas. Esto debido a que en lo que va del año, seis mujeres han sido asesinadas en Nicaragua y cuatro femicidios han ocurrido en Matagalpa.

El más reciente caso es el de una mujer que fue asesinada de un balazo delante de su hija en el Tuma-La Dalia. Ella fue interceptada en la comunidad Montecristo de ese municipio presuntamente por dos hombres, hasta ahora no identificados que se desplazaban en una moto. Uno de ellos intentó robarle el celular, pero como ella se resistió, le habría disparado a quemarropa.

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Esta grave situación coincide con el último informe del Barómetro de la Americas, el cual reveló que los nicaragüenses reportan la tercera tasa más alta de victimización por violencia en la región y casi 3 de cada 10 nicas confían en la policía nacional, lo que se traduce en un mínimo histórico en la encuesta llevada a cabo en 2023.

“Rosita: el relato doloroso de las más de 2 mil niñas abusadas sexualmente en 2023 en Nicaragua”

La luz del candil dejó de alumbrar parte de la casa antes de las nueve de la noche. A esa hora, Rosita y sus dos hermanitos deben irse a la cama por orden del padrastro, a quien ella le dice el “monstruo”, porque para ella eso es: el rostro del diablo.

El viento soplaba fuerte en plena canícula de julio, haciendo rugir las ramas de los árboles en la penumbra. Los grillos cantaban y el aire cálido se mezclaba con el escalofrío que nuevamente Rosita empezaría a sentir recorrer su cuerpo.

Sus hermanitos se adormecieron rápidamente gracias al cuento que ella les relataba cada noche.

Rosita parece de 18 años por su madurez al hablar y razonar, pero la vida apenas le ha alcanzado para vivir 11 años en total.

Después de la paliza que su mamá recibió por parte de su pareja y que ella negó por temor, los niños quedaron bajo el cuido de éste.

Rosita sabía que el “monstruo” la visitaría pronto, por eso se apuraba en dormir a sus hermanos, no quería que presenciaran la llegada de un espectro con forma de hombre, a quien ella pensó en un inicio podría decirle papá.

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El abuso empezó cuando ella cumplió los 10 años de edad, fecha que coincidió con la llegada de él al seno familiar.

El monstruo llega cada noche a perturbar sus sueños y bajo amenazas le acostumbra a surrurar al oído que ella debe jugar el papel de su madre, y por eso “todo estaba bien”.

Rosita no sabe cuántas veces deseó gritar, salir corriendo y dejar de sentir el terror que su padrastro le provocaba cuando la tocaba y hacías cosas que solo dos adultos pueden hacer, pero el miedo a dejar a sus hermanitos y a que su madre no le creyese que era abusada sexualmente por su padrastro, la mantuvieron cautiva en un hogar donde gobernaba un monstruo.

“Presas del temor y desprotegidas por autoridades”

Entre 2017 y 2020, en Nicaragua llegaron a la Policía más de 18 mil denuncias de violencia sexual, más de 12 casos al día. Pero solo se llevó a juicio el 19%, sin que esto garantizara una condena para los agresores.

Fallos en la recepción de denuncias, demoras en la captura de sospechosos y decisiones politizadas se conjugan en un sistema judicial que deja sin justicia a miles de víctimas, entre ellas Rosita (anónimo).

De acuerdo a la socióloga Elvira Cuadra, al menos desde 2018, la violencia en contra de las mujeres, especialmente niñas y adolescentes, se ha reconfigurado en Nicaragua.

“Ello tiene que ver con dos factores de influencia: la política de violencia estatal que ha prevalecido sobre la sociedad nicaragüense desde entonces y los efectos de la pandemia por el Covid-19”, afirmó Cuadra a Darío Medios.

Cabe destacar que, en el primer semestre de 2023, 2,268 niñas fueron abusadas sexualmente, según datos de Medicina Legal en Nicaragua. Pero la cifra podría ser mayor, pues al igual que Rosita, muchas niñas y niños abusados por alguien cercano al círculo familiar se encuentran en el baúl del silencio.

Ante ello, la socióloga recomienda a quienes sospechan de algún abuso contra un menor a proceder con la denuncia, proteger la integridad del niño y brindarle ayuda psicológica pertinente.

“Daniel Ortega recetó cárcel y destierro a las mujeres”

La expulsión de los excarcelados políticos nicaragüenses fue uno de los episodios más impactantes de la historia actual de Nicaragua. Fueron subidos a un avión con destino a Washington D. C., despojados de la nacionalidad y aventados a una vida que no habían planeado tener ni vivir.

Una constante que se repite en la mayoría de los excarcelados era la del aislamiento en una celda de castigo en El Chipote, donde muchos fueron sometido a tratos inhumanos, por lo que pensaron que Ortega pretendía desaparecerlos antes de subirse al avión.

Samantha Jirón, es la excarcelada política más joven y tuvo temor de sufrir cualquier tipo de abuso antes de subirse al aeronave, o peor aún, que el régimen la fusilara.

En la mañana del jueves 13 febrero, el magistrado Octavio Rothschuh, presidente de la Sala Uno del Tribunal de Apelaciones de Managua, había hecho pública una sentencia que decretaba la “deportación inmediata y ya efectiva de 222 personas sentenciadas por cometer actos que menoscaban la independencia, la soberanía y la autodeterminación del pueblo; por incitar a la violencia, al terrorismo y a la desestabilización económica”.

El vuelo con los opositores salió a primera hora de la capital nicaragüense rumbo a Washington DC, donde llegó a media mañana.

Luego del traslado, la Asamblea Nacional nicaragüense, controlada por el régimen de Ortega, aprobó por unanimidad una reforma constitucional que despojaba de la nacionalidad a quienes sean declarados “traidores de la patria”.

En tanto, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, celebró la llegada de los opositores a su país.

El grupo formado por 189 hombres y 33 mujeres, encarcelados por el Gobierno de Daniel Ortega durante meses bajo duras condiciones en centros penitenciarios como El Chipote, era variado.

Según la lista de presos publicada, entre los liberados se encontraban Cristiana Chamorro, Juan Sebastián Chamorro y Félix Maradiaga, el activista estudiantil Lesther Alemán y la exguerrilera sandinista Dora María Téllez.

Llegaron a Estados Unidos en una operación coordinada por el Departamento de Estado —que contrató a la oenegé Center for Victims of Torture (Centro para Víctimas de la Tortura) para ofrecerles asistencia— y se les otorgó un permiso humanitario de dos años.

Lo único que recibieron fue alojamiento en un hotel durante las tres primeras noches, un poco de dinero en efectivo y ayuda para trasladarse a donde se les pudo ubicar, casas de familiares o de compatriotas que las ofrecieron de manera altruista. A partir de ahí, debieron enfrentarse al desafío de construir una vida no deseada en un país desconocido y sin muchos vínculos. El calor y la memoria de su Nicaragua les quemaba la piel al recordarla.

“¿Cómo están ahora?”

“Es la felicidad de estar juntas otra vez para vencer todos los obstáculos”, dice Tamara Dávila tras reencuentro con su hija.

El dolor de una madre que es separada de sus hijos es indescriptible. La expresa política del régimen de Ortega, Tamara Dávila lo vivió en carne propia, pero después de tanta espera, ese dolor se coló como el agua del mar en la arena, y su hija de 7 años, a quien no vio por varios meses, volvió a sus brazos, volvió a sentir el amor que solamente una madre tiene para quien es sangre de su sangre y que ninguna Dictadura podrá destruir jamás.

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Es por ello que Darío Noticias le dio seguimiento al caso de Dávila y su hija tras ese emotivo reencuentro ocurrido el 6 de abril de 2023.

Y en conversación con la madre y expresa política desterrada por el régimen de Ortega a EEUU, Dávila expresó que “ha sido un proceso de muchos cambios, pues mi hija tuvo que dejar su escuela, su país, sus amigos y familia, lo cual no es fácil para nadie. Sin embargo, la felicidad de estar juntas nuevamente para vencer todos los obstáculos”, dijo.

Según la también despojada de su nacionalidad, lo que está viviendo es el anhelo de todos los 222 desterrados de poder reunirse con sus seres queridos, y dejó en claro lo difícil que es la vida del migrante en el extranjero.

En tanto, Tamara y su hija están trabajando la parte psicológica y ambas asisten a sus terapias para afrontar estos nuevos cambios y de “esa forma evitar que los traumas nos pasen factura con el tiempo”, aseveró Dávila al añadir que se siente contenta con los programas que existen para los niños migrantes en EEUU en lo que a inserción al nuevo sistema refiere.

Es importante mencionar que Tamara Dávila estuvo 80 días sin saber nada de su pequeña ni del resto de su familia. Tuvo que hacer una huelga de hambre para que le permitieran verla en julio de 2022.

Ante ello, Darío Noticias obtuvo la opinión del organismo Nicaragua Nunca Más, y aseguran que el gobierno de Ortega violó una serie de derechos que van desde la privación de tener de una familia, la cual está establecida en las leyes y tratados internacionales en las que Nicaragua es firmante, “pero lo lo más grave son las secuelas psicológicas que nunca van a sanar en estos niños a los que el gobierno de Ortega les apresó a sus padres y los mandó al exilio”.

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Cabe recalcar que, en la actualidad existen al menos unos 200 niños cuyos padres están encarcelados o decidieron migrar para evitar el asedio del régimen, y muchos de los menores aún se encuentran sin la presencia de su padre o madre.

En la actualidad, Tamara es una becaria en derechos humanos y todo lo que hace en la universidad donde labora, se relaciona a ese tema.

Dato: Hasta febrero de 2024, 203 organizaciones no gubernamentales que trabajaban el tema de protección a los derechos de la mujer, han sido cerradas por el régimen sandinista, dejando así desprotegidas a las mujeres víctimas de violencia, según el colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más. Además, el observatorio de Católicas por el Derecho a Decidir registró que 74 mujeres nicaragüenses fueron víctimas de femicidio en 2023, 52 ocurrieron en Nicaragua.