Entre las 09:30 y 10:00 horas de la noche de aquel miércoles, ocho de febrero del 2023, todos los reos cautivos en el Sistema Penitenciario Jorge Navarro, conocido como «La Modelo», en Tipitapa, descansaban, preparados para llegar a otro días más de condena, menos uno, el exreo y ahora desterrado político Sergio Beteta.

En los pasillos que conducen a la celda 49, de la Galería uno, se escuchaban pasos, que se hacían más audibles por donde estaba encerrado el chavalo que el 21 de diciembre del 2020, en un acto de valentía y osadía, quemó la bandera del partido Gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), lo que le costó una condena de más de 19 años por supuestos delitos de posesión de droga.

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Los sujetos que llegaron a la celda donde estaba Sergio Beteta eran 10 funcionarios del penal de varones, los que según el joven opositor, de 33 años, llegaron «sonrientes», «amables» le comunicaron con gentileza que se alistara y los acompañara; hasta le ayudaron a cargar sus pocas pertenencias.

«No fregués, tanta amabilidad me puso chiva (nervioso) porque en un momento pensé me llevarían a celdas de la 300, donde muchos presos políticos son trasladados como castigo por demandar sus derechos», narró entre risa el exreo político, en una entrevista a Darío Medios Internacional.

Pero no solo Sergio fue sacado de su celda, sino otros rehenes políticos, los que fueron conducidos a los módulos 15 y 16 en La Modelo, donde estuvieron hasta las 03:00. am del jueves, nueve de febrero, para luego salir a bordo de buses cubiertos con cortinas oscuras a un rumbo desconocido.

«La verdad que todos los que íbamos en el bus estábamos nerviosos, porque no sabíamos nuestro destino, y cuando vimos que entramos a la Fuerza Área del Ejército de Nicaragua, no desanimamos porque pensábamos que nos iban a dar a matar, por lo que empezamos a preguntar por qué nos llevaban allí»», dijo Sergio Beteta.

Sergio Beteta y las horas de incertidumbre antes de ser libre. «Pensé que me iban a fusilar»
Sergio Beteta y las horas de incertidumbre antes de ser libre. «Pensé que me iban a fusilar»

Además contó que por poco se desata «una trifulca» en el bus en el que iba a bordo porque nadie de los funcionarios de La Modelo informaban sobre la salida tan repentina.

«Hasta que nos bajamos del bus, vimos a personas de piel blanca, con trajes, los carnet traían la bandera de Estados Unidos, respiré profundo y lo primero que dije fue: nos van sacar de Nicaragua. Luego le pregunté a una persona y me confirmó nuestra salida», explicó el chavalo de la bandera.

«A buscar que hacer luego del destierro»

Antes de que el vuelo despegará rumbo a Washington D.C. Sergio Beteta tuvo la oportunidad de ver a varios de sus «amigos de lucha» en las protestas sociales del 2018, con los que pudo estrechar las manos y abrazarse, entre ellos estaba el también desterrado político John Cerna.

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Al despegar el avión, cuenta Beteta, dio un suspiro y dijo «hasta pronto mi Nicaragua», dejando atrás las torturas, amenazas e intento de muerte que sufrió por sus verdugos en el penal de varones.

Una vez estando en Washington, a Sergio Beteta y a los demás exsecuestrados políticos, el Gobierno de Estados Unidos les pagó un hotel por tres días. 

Sergio Beteta, el exreo político de Nicaragua, desterrado por Ortega por desafiarlo quemando su bandera rojinegra. Foto: Darío Medios / Cortesía
Sergio Beteta, el exreo político de Nicaragua, desterrado por Ortega por desafiarlo quemando su bandera rojinegra. Foto: Darío Medios / Cortesía

«Luego de esos tres días tuve que buscar qué hacer para sobrevivir solo en este país, con apoyo de gente de buen corazón y organizaciones. Aunque ha sido difícil porque debemos cuidarnos de las malas estrategias de algunos grupos de oposición», refirió el declarado apátrida de la dictadura orteguista.

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Subrayó, además, que desde que fue desterrado por el régimen Ortega-Murillo ha aprendido a vivir el día a día. «Si un día estoy bien, tuani, si un día estoy mal, tuani, si un día estoy con frío, tuani, porque no pretendo gozar de los ricos, sino luchar por adquirir un trabajo para sobrevivir».

El exreo político Sergio Beteta estuvo secuestrado por quemar la bandera del FSLN. Foto: Darío Medios / Cortesía
El exreo político Sergio Beteta estuvo secuestrado por quemar la bandera del FSLN. Foto: Darío Medios / Cortesía

«Solo le pido a Dios que no dé fuerzas y oxígeno para no decaer», concluyó Sergio Beteta, el disidente sandinista que no dudó en revelar a los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo demandando libertad y justicia.

Al igual que el joven originario de Managua, este nueve de febrero, otros 221 exreos políticos cumplen un año de que el régimen orteguista les arrebató su nacionalidad, confiscó sus bienes y los tiró a un país que jamás pidieron llegar, pero que fue la única opción para lograr su libertad.