La actual ola de calor que asola a Centroamérica ha despertado, por tercer año consecutivo, alarmas entre la población y los expertos, quienes advierten que esta situación es solo la “punta del iceberg” de una crisis ambiental de proporciones devastadoras. Las altas temperaturas, que han batido récords en varias ciudades de Guatemala, Nicaragua, Honduras y El Salvador, son solo un síntoma visible de un problema mucho más profundo: el cambio climático. Los incendios, y el humo de fabricas y vehículos, empeoran la situación.

Según un estudio realizado por la Escuela de Ciencias Geográficas de la Universidad de Bristol en el Reino Unido, Centroamérica es una de las regiones más vulnerables del mundo a las olas de calor extremo, con consecuencias que van más allá de lo que se percibe a simple vista. La combinación de factores como el calentamiento global, la variabilidad climática natural y la urbanización ha exacerbado la situación, generando un cóctel peligroso para el medio ambiente y la salud pública. Muestra de ello es la actual “masa de humo” que cubre gran parte de Tegucigalpa y San Pedro Sula. Ciudad de Guatemala y Escuintla viven una realidad similar.

Por otro lado, el fenómeno de El Niño ha agravado aún más la crisis, intensificando las temperaturas y provocando una sequía sin precedentes en la región. Esta interacción entre el cambio climático y la variabilidad climática natural ha dado lugar a eventos extremos, como incendios forestales, sequías prolongadas e inundaciones devastadoras, que amenazan la vida de millones de personas y la biodiversidad única de Centroamérica.

Los incendios forestales, en particular, han cobrado un protagonismo alarmante en los primeros meses del 2024, dejando a su paso una estela de destrucción en áreas protegidas y comunidades vulnerables. Nicaragua ha sido el país más afectado, con más de 289,709 hectáreas de tierra consumidas por las llamas, seguido de Guatemala, Honduras y El Salvador, según la Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria Europeas (DG ECHO).

bruma en Tegucigalpa
Entre ola de calor e incendios forestales, Centroamérica se ahoga 2

Sin embargo, la crisis no se limita a los incendios forestales. La contaminación del aire ha alcanzado niveles alarmantes en países como Honduras, donde la capital, Tegucigalpa, se ha visto obligada a decretar el trabajo remoto y la suspensión de clases debido a la peligrosa calidad del aire. Juan José Reyes, jefe del Sistema de Alerta Temprana del Comité Permanente de Contingencias (COPECO), advirtió sobre los riesgos que esta contaminación representa para la salud pública, haciendo un llamado a la conciencia ciudadana y a la colaboración de todos los sectores para abordar esta crisis de manera integral.

En este contexto, la falta de lluvias agrava aún más la situación, ya que impide la dispersión de las partículas contaminantes y dificulta la extinción de los incendios forestales. La ausencia de precipitaciones también amenaza la seguridad alimentaria de la región, poniendo en riesgo la vida de millones de personas que dependen de la agricultura para subsistir.

Ante esta crisis ambiental sin precedentes, las autoridades y organizaciones en la región están redoblando esfuerzos para combatir los incendios, proteger los ecosistemas vulnerables y promover prácticas sostenibles que mitiguen los efectos del cambio climático. Sin embargo, la magnitud del desafío requiere un compromiso global y acciones coordinadas a todos los niveles para garantizar un futuro sostenible para Centroamérica y el planeta.