Con la reciente crisis diplomático que se desató entre México y Ecuador, cabe destacar que no es la primera vez que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se ve envuelto en polémicas diplomáticas con las autoridades de otros países, con tal de ofrecer refugios a sus amigos ideológicos que escapan de la justicia de sus países de orígenes.
En noviembre de 2019, justo cuando Evo Morales pretendía continuar con un cuarto mandato presidencial, fue acusado de fraude electoral en ese mismo año, tras el devastador informe de la OEA donde indican que era imposible que el líder indígena pudiera ganar, al menos matemáticamente, la primera vuelta de la carrera por la presidencia de Bolivia.
Esto provocó una serie de diferentes sectores, entre estos la Policía y el Ejército, que respaldaron las protestas del pueblo boliviano e instaron a la renuncia de Morales, lo que efectivamente hizo tras una conferencia de prensa. Pero para evitar ser apresado fue acogido por López Obrador, quien le dio asilo político en México hasta donde llegó en un avión Hércules de las fuerzas armadas mexicanas.
Pedro Castillo acogido por AMLO, tras intento de golpe
Otro episodio de protección a prófugos de la justicia fue el caso del expresidente de Perú, Pedro Castillo, quien en diciembre de 2022, en un intento de dinamitar la Constitución de su país, pretendió disolver el Congreso `peruano de un plumazo, y decretar un gobierno de excepción.
Castillo buscaba evitar una sesión programada del Congreso en la que debía votarse una moción de vacancia en su contra.
Tras el anuncio de Castillo, el Congreso terminó declarando la vacancia del presidente, es decir, su destitución, por “incapacidad moral” con 101 votos a favor, y decretó que asumiera el cargo la vicepresidenta, Dina Boluarte.
Castillo fue detenido por la Policía de su país justo cuando se dirigía a la embajada de México, donde recibiría asilo político.
El caso Glas
En 2017 el exvicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, fue condenado por los delitos de asociación ilícita y por cohecho agravado en 2020 en conexión con la trama Odebrecht, por los que fue sentenciado ocho años de prisión, de los cuales cumplió solo cuatro años y medio.
El 28 de noviembre de 2022, un juez aceptó un recurso de habeas corpus por razones médicas y de seguridad. El exvicepresidente fue puesto en libertad provisional. Pero en diciembre de 2023, la Corte Constitucional de Ecuador, ratificó las sentencias previas de Glas, alegando que los recursos de habeas corpus que presentó vulneraron el debido proceso, la seguridad jurídica, la naturaleza del habeas corpus y la competencia de funciones en el sistema judicial.
Enseguida Glas entró como “huéspedes” en la embajada de México en Ecuador, luego AMLO, le concedió el asilo político, que terminó con la irrupción en dicha sede diplomática para arrestar al prófugo de la justicia ecuatoriana.