Desde que Daniel Ortega retomó el poder en Nicaragua, en 2007, los invasores de las comunidades indígenas de la Costa Caribe de este país centroamericano, han venido tomando mayor fuerza y territorio a punta de balas y sangre.
Y es que para las comunidades indígenas y afrodescendientes de las regiones autónomas, colonos es toda aquella personal, natural o jurídica, que impone una cultura distinta, por la fuerza e ilegalmente a las comunidades indígenas, a varios niveles como la propiedad de la tierra, la producción, la relación con ambiente, la economía.
Los colonos son mestizos campesinos y ganaderos, grandes y pequeños, que toman tierras ilegalmente, ocupándolas con violencia (incluso asesinando indígenas y quemando comunidades). Pueden ser peones de grandes ganaderos, los propietarios de esas nuevas e ilegales fincas ganaderas, también güiriseros ilegales y legales, bandas armadas enfocadas en desmovilizar la resistencia de las comunidades y obligarlas a abandonar sus históricas áreas culturas y agrícolas.
Con la venia del Gobierno
Lo más lamentable es que estas personas también están ligadas al Gobierno Central porque son políticos y abogados que apoyan este sistema de expansión de la ganadería y la minería. Por ello, colonos son también indígenas que de varias formas apoyan las invasiones ilegales y violentas tierras indígenas, ya sea desde sus roles de autoridades comunitarias, territoriales, municipales o regionales, avalando el ingreso de colonos, limitando las investigaciones sobre las denuncias que las comunidades hacen, o incluso generando un clima de criminalización de la defensa de las comunidades.
En zonas invadidas hace 10 ó 15 años, el Estado invierte en caminos, colegios y centros de salud, y también financia la producción agrícola, en muchos casos bajo el concepto de economía verde o de la promoción de sistema silvopastoriles en fincas ilegales de colonos, tal como planteaba una línea de inversión del proyecto de BioClima, cancelado por el Fondo Verde para el Clima a inicios de marzo del 2024.
¿Qué amenazas representan para las comunidades?
La invasión de los colonos representa una amenaza existencia para la continuidad de los bosques y de los pueblos indígenas y las comunidades afrodescendientes. En un primer momento los colonos deforestan las selvas vírgenes que las comunidades han cuidado por centenas de años, posteriormente establecen potreros y avanzan deforestando nuevas áreas. En ese avance, llegan hasta las áreas de trabajo agrícola, o hasta las mismas comunidades. Y en ese avance eliminan los medios de vida de las comunidades. Cazar, pescar, recolectar miel, cortar madera (para el cayuco, para la casa, para cabo de hacha, por ejemplo) se vuelve inseguro en un primer momento, y posteriormente inviable porque lo que las comunidades se encuentran es con pasto, ganados y colonos, en las mayorías de los casos armados. Las invasiones están creando las condiciones para la desaparición de la riqueza ambiental y la diversidad cultural que tiene Nicaragua en las regiones autónomas.
En Nicaragua los colonos han matado, quemado casas, violado mujeres, desplazado y robado grandes territorios y siguen avanzando, con la complicidad del Estado de Nicaragua, y su impunidad sigue rampante, pues a pesar de las incontables denuncias a nivel nacional como internacional, nadie ha movido un dedo por resolver este conflicto en este país.