Una mujer con más de 17 años de experiencia. Presente en la mayoría de las coberturas de prensa. Cabello rizado y su infaltable cámara fotográfica. Es Abigail Hernández.
En sus experiencias más traumáticas fue limpiar el lente de su cámara las gotas de sangre de un manifestante asesinado en las protestas de 2018.
Hernández se encuentra en el exilio, es licenciada en Filología y Comunicación, miembro de Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN).
En podcast de la Entrevista Dominical de Radio Darío nos relata los desafíos del periodismo en un país bajo la administración de Daniel Ortega y lo que más extraña de su país.
Abigail, una descripción tuya en un minuto ¿Cuánto representa el periodismo para un país con un régimen autoritario como el de Nicaragua?
Mi nombre es Abigail Hernández, tengo más 17 años de trabajar en periodismo con enfoque de derechos humanos y género, para mí, ejercer el periodismo en Nicaragua es uno de los oficios peligrosos que hay sobre todo cuando tienes que enfrentarte a toda una estrategia política partidaria y estatal que está dirigida hacia la aniquilación de voces críticas y medios de comunicación que sirven como canal de denuncias sobre violaciones de derechos humanos que se dan en el país.
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Hay autocensura. Otros lo llaman cambios en la política editorial de los medios ¿Desde PCIN como lo analizan?
Hemos identificado que hay una autocensura en algunos medios de comunicación sobretodo estos, los tradicionales que aún logran mantenerse en pie, obviamente es producido por el alto riesgo que representa hacer periodismo en Nicaragua y es la consecuencia de una estrategia política partidaria que está dirigida a la aniquilación de medios de comunicación, una estrategia que no nació en el 2018, que inició desde el 2008… entonces la autocensura es consecuencia de esta represión y de lo que significa ser periodista y víctima de delitos cometidos por el estado nicaragüense, aunque hay una autocensura es loable ver como medios de comunicación, ejemplo Radio Darío, siguen innovando y tratando de hacer esfuerzos por mantener a su audiencia informada de la mejor manera.
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Si bien la peor de las partes la viven las y los periodistas en Nicaragua ¿Cuál es la situación y la condición de los que han tenido que irse del país en los últimos meses?
El exilio forzado es un cúmulo de sentimientos y de situaciones, los y las periodistas exiliadas deben enfrentar también un desafío económico importante al igual que periodistas en Nicaragua, si el periodista en Nicaragua vive con tensión de ser arrestado, el periodista en el exilio vive con la tensión de no estar en Nicaragua, igual muchos colegas continúan recibiendo amenazas, igual la tensión de no poder regresar a su país a ver a su familia, hay colegas que sus padres, madres y familiares han fallecido y no han podido ir a dar ese último abrazo. En este momento lo que hay es un periodismo sufrido, aunque intenta ser resiliente, es un periodismo fuertemente golpeado, a nivel económico, psicológico, emocional y laboralmente.
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Vos has trabajado muchos años con fotoreporteros ¿Cuál será su futuro donde la misma fotografía representa una amenaza para esta administración?
La situación de los y las foto reporteras que también somos pocas las mujeres haciendo este trabajo y camarógrafos es muy difícil, porque la fotografía habla la fotografía no le gusta al régimen, te comento que dentro de los equipos que fuimos citados por la fiscalía a nosotros nos dijeron que no les gustaba la fotografía porque ésta habla más que mil palabras, eso te dice muchísimo del impacto que tiene una fotografía que además te narra lo que realmente está pasando, pero que además la fotografía es la prueba de lo que se está escribiendo…qué nos queda seguir trabajando.
De esas comidas ricas de Nicaragua ¿Cuál extrañas?
Extraño el Baho de mi mamá, todos los días se extraña la sonrisa de la gente, el calor de Managua, los vecinos, verte a vos en las coberturas quejándonos, todos los días se extraña a los colegas, todos los días uno se preocupa por los colegas, por la ciudadanía, todos los días uno ora por los colegas y la ciudadanía y porque un día los nicaragüenses puedan caminar en las calles de Nicaragua sin llevar un temor y un susto en su corazón.