“El banco de los dictadores”, es el apodo coloquial que el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), ha recibido por parte de periodistas según una investigación publicada en Foreign Policy (FP), la cual presenta como se ha gestionado una mala gestión financiera y poca supervisión sobre cómo los países gastan los fondos otorgados.

Dentro de esto, Nicaragua ha sido el segundo mayor receptor de dinero después de El Salvador. En ambos casos, rigen sistemas autoritarios donde se han violado las libertades esenciales y fundamentales de la ciudadanía, se ha reducido el espacio a la protesta y se han encarcelado a líderes políticos y periodistas, especialmente en Nicaragua.

La investigación recuerda que, en marzo de 2023, el comité de Relaciones Exteriores del Senado y el de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos, pidieron a los miembros del BCIE en una carta abierta que dejaran de financiar a la dictadura en Nicaragua.

Por otro lado, la revista bimestral estadounidense sobre política internacional, señala en su artículo que el año pasado la Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP), en asociación con medios de comunicación globales en investigaciones transfronterizas, obtuvo una gran cantidad de documentos bancarios internos, que evidenciaron un sinnúmero de problemas en la entidad internacional como la mala gestión financiera y poca supervisión sobre cómo los países gastan los fondos del BCIE.

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El Salvador convirtió el dinero para la pandemia en bitcoin

Según FP, las auditorías internas revisada por los reporteros, sacan a luz como “el banco ignoró las señales de alerta al invertir en proyectos, y que sus préstamos se habían utilizado para pagar sobornos y comprar votos”, incluso, se expone como algunos miembros de la dirección del BCIE alertaron en 2021 -cuando escribieron una carta interna- sobre el deterioro de la salud financiera del banco y las malas prácticas de transparencia.

Por ejemplo: Al indagar en los documentos obtenidos por los periodistas e investigadores, se encontró que durante la pandemia del COVID-19, El Salvador tomó el dinero del BCIE destinado a la ayuda pandémica y lo gastó en convertir al bitcoin en una moneda nacional, situación que según FP, ejemplifica los problemas de la entidad financiera.

“Lo que reveló la investigación tiene serias implicaciones para el BCIE, pero también pide una reflexión por parte de Washington, que ha utilizado al banco como una herramienta del arte de gobernar durante décadas”, se lee en el artículo de la revista estadounidense.

Estados Unidos y su influencia en el BCIE

La investigación apunta que Estados Unidos ha visto a la entidad como un “tablero de ajedrez geopolítico”, financiando al banco para obstaculizar la influencia de China en la región, además, corrobora que Washington no juega directamente, “pero ayuda a financiar el juego a través de medios como prestar dinero al BCIE como ayuda humanitaria y de desarrollo”.

Es decir, una de las estrategias se trata de conectar al banco con el sector privado estadounidense; y asociarse con el Banco para compartir los costos de las obras de ayuda, incluidas las de vivienda y carreteras.

“Algunos en Washington creen cada vez más que el juego consiste en frustrar a Pekín. Señalan la creciente presencia de China en Centroamérica. La mayoría de las administraciones de la región, que alguna vez fueron el hogar de muchos gobiernos amigos de Taiwán, ahora reconocen a Beijing sobre Taipei; sólo Belice y Guatemala mantienen relaciones diplomáticas con este último”, aborda el artículo.

Confirmando que la mayoría de los países centroamericanos tienen, o están negociando, acuerdos de libre comercio con China, y la mayoría se han unido a su Iniciativa de la “Franja y la Ruta”.