La noche de ayer fue tensa en Matagalpa, se respiraba un ambiente de intranquilidad y miedo. Los rumores empezaron a correr en redes sociales y en grupos de Whatsapp: “Hoy les cae la guardia”; “Entraron a la Curia y quieren arrestar al Obispo Rolando”, eran algunos de los mensajes que circulaban.
Conociendo el actuar violento de la policía, se esperaba que en horas de la noche, de ayer martes, o en la madrugada, de hoy miércoles, antimotines irrumpieran en la Curia Arzobispal de esa ciudad en donde ya son 7 días que se mantiene secuestrado a Monseñor Rolando Álvarez y sus colaboradores.
Por el momento no hay información confirmada, pero la decisión que tome el obispo matagalpino marcará la pauta de lo que ocurra en las próximas horas y dejará precedentes en la historia de la iglesia católica así como en la gente que apoya a Monseñor Álvarez.
“Esto no terminará en algo bueno”, dice un abogado consultado en Matagalpa, alega que “si hubiese querido ya la policía lo dejaría en paz, pero ya van 7 días y eso no pinta bien, terminará en tragedia” teme.
“Hace mes y medio atrás la policía había rodeado la curia, pero solo duró 2 días y se fueron de lugar, esta vez ya son 7 y el final no será a favor de la iglesia” continuó diciendo.
“Hay silencio por parte del Vaticano” dicen los feligreses. “Es raro que el Papa no haga algo ante esta situación”, es lo que hoy amaneció murmurando la gente de Matagalpa, al ver que aparentemente el obispo “está solo en ésto”, pues no ven a las autoridades superiores de la iglesia junto a Álvarez.
Para los feligreses ésto acaba con un pronunciamiento papal, “con tan sólo la orden del Papa en decirle al obispo matagalpino que salga del país, Monseñor tiene que salir, sin renegar nada y así evitar que ésto llegue a una peor situación”. dijo un poblador que oraba en la catedral.
La opinión del feligrés tiene que ver con la obediencia, que es un valor sacerdotal de primordial importancia.
En abril del 2019 el Obispo Auxiliar de Managua, Monseñor Silvio Báez, se vio obligado a salir del país pues recibía amenazas de muerte que ponían en riesgo su vida. Desde esa fecha Monseñor Báez mantiene un exilio forzado y continúa denunciando la falta de libertad y el irrespeto a los derechos humanos en Nicaragua.