El tejido familiar en Nicaragua se ha roto debido a la migración de miles de nicaragüenses hacia el exterior, esta difícil pero necesaria decisión para padres y madres, deja a muchos niños y niñas con una enorme huella psicológica la cual comienza a impactar poco a poco en la sociedad a medida que pasa el tiempo.

El sociólogo Miguel España, señaló que una de las consecuencias de la migración, es el sentimiento de abandono en los infantes, algo que podría desencadenar diferentes trastornos del comportamiento se no se les da la atención psicológica adecuada y con tiempo y forma.

España enfatiza en lo anterior, ya que la sociedad nicaragüense aún no ha podido considerar la salud mental esencial para la vida diaria, sumado a una historia llena de violencia que ha modificado a la sociedad de una forma “brutal”.

“Si no hay un acompañamiento el trastorno de comportamiento va a ser profundo y se podría expresar de forma física, pero también en el comportamiento a tal grado, que si no se tienen las herramientas necesarias, el comportamiento puede dirigirse a romper con el sentido de seguridad de pertenencia”, destacó el experto.

Con lo anterior, se refiere a que las repercusiones psicológicas podrían modificar de manera negativa el comportamiento de los infantes con respecto a sus familiares, expresando con agresividad sus sentimientos hacia los demás, una especie también de auto sabotaje autodestructivo.

“La confianza inicialmente se constituyen en los tejidos familiares, al romperse, se generan estos problemas y peor aun cuando no hay herramientas para acompañar a niños y niñas resilientes ante la pérdida y la ruptura causada por las migraciones por las razones que sabemos que se están dando en Nicaragua”, concluyó.

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Vulnerabilidad en el camino

Por su parte la socióloga y master en Desarrollo Regional Haydee Catillo, explicó que hay muchos niños que se ven obligados al salir al exilio o a migrar junto a sus padres, debido a que no queda otra alternativa para una mejor capacidad de vida en Nicaragua.

También, refirió que muchos están expuestos a la explotación sexual en México, porque al verlos tan pequeños los reclutan también fácilmente para el crimen organizado y el tráfico de drogas y el trabajo forzado.

“Hay una situación en ese trayecto que por las largas distancias que hay que caminar muchas veces aguantará hambre y todo eso ellos se ven debilitados también físicamente, pero tal vez la parte más compleja de superar es el trauma psicológico que le provoca el hecho de un viaje en incertidumbre”, señaló Castillo.

Así mismo, la defensora de derechos humanos, subrayó el hecho que como personas adultas, sus padres pueden tener un poco más de información hacia dónde se dirigen y aun así los adultos también tienen esa incertidumbre, pero en el caso de los niños por su edad y su ´siquis aún en desarrollo la situación se torna mucho más compleja para comprender.

“Hay que recordar que se sufre la discriminación en las comunidades donde se llega, se dificulta el acceso a educación y salud por el idioma, creencias por las costumbres y por la falta de recursos porque generalmente esos papás pasan mucho tiempo desde que llegan y no consiguen trabajo, todo eso implica para esta niñez”, concluyo.