José Sandino Norori, es un nicaragüense que vive en Costa Rica desde que tenía 15 años, actualmente ya tiene 43 años y como todo Nicaragua es un hombre trabajador que por más de 40 años se ha ganado la vida como zapatero.

La zapatería de José está ubicada en el Centro Comercial del Sur, en San José, es un lugar pequeño, pero muy acogedor.

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José estudió su primaria en Nicaragua y la secundaria la sacó en Costa Rica.

“Llegué a Costa Rica por exactamente lo mismo que llegan desde el 2018 muchos nicaragüenses, crisis política. En aquel entonces tuvo que ver con el ambiente político que dejó la dictadura de Somoza”, explicó José a un medio costarricense.

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José Sandino el nica que se gana la vida como zapatero en Costa Rica desde hace 40 años 4

Asimismo, el nicaragüense cuenta que llegó a Costa Rica solo, y que tiempo después se vino toda la familia, y que inicialmente fue muy duro porque uno arranca de cero.

“En aquel entonces los problemas migratorios eran fuertes, costaba mucho lograr un permiso para trabajar, por eso tenía que hacerlo a escondidas. Antes era mil veces más difícil lograr un permiso migratorio. Ahora a Costa Rica entra cualquiera, trabaja cualquiera en todo lado”, reconoció.

José y sus inicios como zapatero

El nicaragüense cuenta que inició a trabajar como zapatero por necesidad y señaló que es el primer zapatero en su familia.

“Fue una oportunidad que se me presentó y la aproveché. Fue un costarricense de Guanacaste quien me enseñó este lindo oficio del que no sabía absolutamente nada”, recordó.

Cómo arrancó de cero, le tocó comenzar en el puesto más bajo del oficio de la zapatería, el de ayudante de zapatero, al que le dicen perico.

“No me costó aprender zapatería. Yo digo que fue por la necesidad. Tenía que aprender sí o sí y bien rápido, así que me concentré en eso, en aprender pronto y lo mejor posible… Cuando uno tiene necesidad concentra sus energías en lo que le urge, creo que por eso no me costó.

Asimismo, detalló que “aprendí zapatería al inicio de los años ochenta, fue una época de oro en la zapatería, porque la gente entendía que el zapato hecho a mano, cocido y de puro cuero, era lo mejor que podían ponerles a sus pies. Uno no daba abasto de tanto trabajo”, comentó.