El sol del 17 de noviembre de 1980, era abrazador, pero el ambiente se puso más caliente, cuando de pronto unos hombres realizaron una serie de disparos contra otra persona que se encontraba en el interior de una camioneta cerrada que estaba aparcada en la gasolinera Esso “Las chonchitas”, del municipio de El Crucero de Managua, Nicaragua. De esa balacera resultó muerto el ocupante del vehículo que ni siquiera pudo meter las manos.

El fallecido en su desesperación había salido del vehículo y quedó tendido bajo el inclemente sol de las tres y media de la tarde, vestía camisa azul, pantalón crema y una gorra amarilla, estaba empapado de sangre, producto de la lluvia de balas que recibió. Una de las balas le atravesó el cuello, otro el pecho, un tercero en el hombro y otro en una de sus piernas.

Así terminaron con la vida de Jorge Salazar Arguello de 41 años, empresario nicaragüense y vicepresidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), quien en muchas ocasiones criticó las políticas del entrante gobierno sandinista.

La orden de matar a Salazar provino de la Dirección General de la Seguridad del Estado (DGSE), puesto que lo acusaban de estar planificando un “complot contrarrevolucionario”.

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El asesinato del empresario causó mucha conmoción

Conspiración de Moncada Lau

El día de su muerte el líder empresarial fue citado por Néstor Moncada Lau, para realizar una supuesta entrega de armas. Salazar llegó la gasolinera Esso “Las chonchitas” del Crucero, conduciendo su camioneta Cherokee. Al rato se le acerca un carro blanco en donde iban dos hombres.

En seguida otro vehículo blanco entra a la gasolinera, de donde se baja un hombre de tez morena, estatura media, apura el paso con pistola en mano, se va directamente hacia el empresario y le dispara a quemarropa, entonces comenzó un intercambio de disparos, mientras las pocas personas que estaban en ese lugar buscaban refugio de la lluvia de disparo.

Después que trascendió el asesinato, el titular del Ministerio del Interior (MINT), Tomas Borge Martínez, informó a través de un comunicado “el desmantelamiento de un supuesto complot contrarrevolucionario”, donde mataron al empresario, por matones de la DGSE. En el informe que el MINT, reconoció que la víctima no portaba ninguna arma, ni disparó, más bien afirmó que “un acompañante” sacó una pistola Browning y disparó contra una patrulla del órgano de seguridad.

El operativo contaba con la complicidad de Moncada Lau, quien trabajaba como infiltrado de la Seguridad del Estado en los grupos de productores que criticaban las primeras desviaciones del Gobierno Sandinista.

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Hasta la fecha este crimen quedó impune

Matones fueron dejados en libertad

En un parapeto de juicio por el crimen de Salazar, hubo tres imputados que eran miembros de la DGSE, pero que fueron absueltos por el Tribunal Militar de Primera Instancia de la Auditoria General de las Fuerzas Armadas Sandinistas, que resolvió:

“Se sobresee la presente causa de manera definitiva y total en lo que se refiere a la supuesta comisión del delito de homicidio doloso en la persona del señor Jorge Salazar Argüello, del cual se responsabilizaba a los compañeros Javier del Carmen González García, Francisco Javier Rodríguez Díaz y Pedro José Andino Villalobos, los tres mayores de edad, militares activos (…) por haberse comprobado que obraron en cumplimiento de un deber y en ejercicio legítimo de un derecho, autoridad o cargo y además en legítima defensa de sus propias personas, en consecuencia ordénese la inmediata libertad de los mismos”.

Este fue uno de los primeros crímenes políticos que ejecutó la primera dictadura sandinista en contra reconocidas voces disidentes, que criticaban los desvíos y abusos que estaban perpetrando los revolucionarios sandinistas en esa primera época, cuyo crimen quedó en la impunidad.