Unas 12.000 personas que habitan el municipio de Comasagua en El Salvador permanecen aisladas desde el domingo debido a un cerco militar que les restringe entrar o salir del municipio sino comprueban con un documento de identidad que viven en el lugar.

La medida fue ordenada por el presidente Nayib Bukele tras el asesinato del responsable de una finca de la zona. Y aunque no es la primera vez que El Salvador instala cercos militares para contener a los responsables de crímenes, la medida ya es cuestionada por la falta de criterios para definir cuándo amerita un cerco militar y cuándo no.

La legisladora Dina Argueta dijo que al parecer “ya no basta” con el régimen de excepción vigente desde el 27 de marzo de este año. Ahora, los cercos militares parecen ser más comunes en la estrategia del gobierno.

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A las pandillas MS13 y Barrio 18 se les señala de haber ocasionado la mayoría de asesinatos de las últimas dos décadas en El Salvador. Tras agruparse en los barrios más pobres del país pocos años después de terminada la guerra civil en 1992, las maras crearon jerarquías y se robustecieron con extorsiones y otros ilícitos.

Las herramientas de los gobiernos en el combate de estos grupos han sido varias: desde planes de seguridad que dejaron capturas masivas como “Mano Dura” y “Súper Mano Dura” hace 19 años hasta promover acuerdos entre pandillas y Estado para bajar homicidios.

Aunque los homicidios han bajado en comparación con años anteriores, “los reductos de pandillas”, como les llama el ministro de Seguridad, Gustavo Villatorio, aún siguen cometiendo algunos asesinatos.

Tomada de VOA