Paola Magni, científica de nacionalidad australiana, dedicada a la entomología forense, ha conseguido que sus conocimientos especializados en insectos, le sirvan para esclarecer investigaciones criminales.

La prestigiosa científica Magni basa sus indagaciones en la forma en que los insectos se ven envueltos en las escenas de los crímenes.

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“Las variedades de insectos y microorganismos que se encuentran en un acontecimiento y pueden revelar algunos aspectos vitales sobre los actos que se realizaron y sus contextos”, sostiene la científica.

La especialista trabaja con funcionarios de la salud y forenses que no les agrada involucrarse con bichos.

Su capacidad de comunicar conceptos forenses al público por medio de entrevistas o redes sociales, mezcladas con la forma en que trata a estos animales, es lo que ha hecho que su labor sea reveladora.

Científica ofrece conocimientos sobre entomología forense en su sitio web

En su sitio web oficial, proporciona información relacionada sobre su participación en el esclarecimiento de múltiples investigaciones sobre homicidios que no mostraban indicios.

Magni creo el primer laboratorio dirigido solamente a la entomología forense en Italia.Igualmente desarrolló una App de ayuda para especialistas, quienes se apoyan en ella para identificar sabandijas y saber de qué forma se pueden recoger las muestras para los estudios convenientes.

El primer caso que hizo transcender a Paola Magni.En el año 2012, mientras Paola estudiaba su doctorado en Biología y se encontraba transitoriamente en Italia, ocurrió un feminicidio que conmovió a ese país.

Se trata del asesinato de la joven de 16 años, Federica Mangiapelo, quien apareció muerta en una zona próxima al lago Bracciano, en la región de Lacio.

El cuerpo de la víctima no presentaba heridas, ni huellas de violencia; como tenía antecedentes de padecimiento cardíacos, las autoridades concluyeron que su murió por esa causa.

Sin embargo, la familia de la víctima, no estuvo de acuerdo con el dictamen forense, al estar claros, que su pariente se encontraba en excelentes condiciones de salud al momento de la defunción.

Subsiguientemente, se abrió la cubierta de investigación para dar una segunda versión de los hechos.

El hecho se virilizó en los medios de comunicación, sobre todo porque los habitantes mantenían que se trataba de un crimen.La científica decidió esclarecer el caso, acudiendo a sus conocimientos con insectos, para darle otra representación al caso, que tenía pocas pruebas.

El primer sospechoso del feminicidio de Federica fue su novio, Marco Di Muro, quien negó y que a pesar de que había reñido con la difunta, no se encontraba con ella durante el suceso, incluso, no había estado en el lago donde fue encontrada muerta la muchacha.

Sin embargo, después de varias pesquisas e interpelaciones, no se encontraron tentativas de culpabilidad al victimario.

Determinó que cuando una persona muere por sumersión dentro del cuerpo se introducen microorganismos que demuestran que la persona estaba viva al entrar al agua.

“Con un análisis en la ropa, se puede saber si una segunda persona estaba con la dama al morir, si se encuentra el mismo tipo de microorganismos”, destacó.

Con esta primicia, Paola Magni estudió el caso de Federica.

Examinó las prendas que Marco Di Muro llevaba la última noche que se vio con ella y, tras efectuar una segunda autopsia, se supo que se había tratado de un feminicidio.

Transcurrieron dos años más entre procesos legales y experimentos adicionales, pero en 2014 se encerró al responsable del feminicidio.

La fauna cadavérica son los insectos y bichos que se alimentan de los muertos.

Asimismo, la fauna cadavérica es el conjunto de insectos, parásitos, bichos y microorganismos que se alimentan de los cadáveres, consumiéndolos hasta los huesos.

Por ejemplo, los cadáveres se descomponen más rápido en un clima húmedo que en un clima seco.

El tipo de suelo también puede influir, así como el tratamiento que se dé al cadáver, o incluso las causas de fallecimiento pueden influir en el trabajo de la fauna cadavérica.

Las moscas, los escarabajos, las avispas, las hormigas y las polilla, son los insectos que más frecuentemente se alimentan de cadáveres.

Su análisis corresponde a las ciencias médicas, forenses y criminalísticas.En 1247, se escribió lo que podría ser el primer libro de biología forense.

Asimismo, en 1247, un juez chino que se consagraba a la investigación de víctimas, escribió lo que podría considerarse el primer libro en esta área de la biología forense, “The washing away of wrongs’; donde detalló como logro resolver el misterio de la muerte de un granjero a través de moscas que se sintieron atraídas a las hojas de uno de los sospechosos porque contenía sangre que no era visible para el ojo humano.

La entomología forense, pueden ir desde detectar al culpable hasta determinar la hora de muerte de la víctima, recalcó.

Posteriormente Paola Magni se dedicó a ayudar en varias exploraciones criminales en algunas partes del mundo.

Estudiando pruebas de insectos encontrados en los sucesos y comparándolas con objetos o vestuarios de los sospechosos para poder determinar la culpabilidad de cada uno de ellos.

Sin duda su labor en la ciencia y en la parte social es intensamente transcendental.

Fauna cadavérica es vital para fijar fecha o data de muerte.

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En el IX Congreso Ibérico de Entomología, Zaragoza, España, celebrado el 4-8 de julio, 2000.

Especialistas de la entomología forense y su aplicación en la medicina legal, determinaron que la fauna cadavérica, incluyendo a los arañas, constituyen una ayuda para fijar la fecha o data de la muerte en ciertos casos.

Conjuntamente de otros aspectos relacionados con las circunstancias de los fallecimiento y lugar de los hechos.

El primer documento escrito de un caso resuelto por la entomología forense se remonta al siglo XIII, en un manual de Medicina Legal chino.