Sentimientos encontrados han surgido luego que el régimen de Daniel Ortega desterró hacia el Vaticano a 15 sacerdotes, dos seminarista y dos obispos nicaragüenses.
Por un lado, opositores y analistas celebran el saber que los religiosos están libres, pero otros —entre ellos un religioso— que, aunque expresan su felicidad por la noticia, repudian el hecho que la dictadura de Nicaragua siga desterrando a las voces críticas.
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Para el exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Arturo McFields, el nuevo destierro de los religiosos «es una muestra de gran debilidad y es una acción que los pone con los patrones a la rodilla porque queda al desnudo».
«Todas las acusaciones, los señalamientos, los procesos espurios que se elaboraron en contra de los religiosos no tienen ningún sustento legal o jurídico, porque simplemente tuvieron que dejarlos ir, no sin antes perseguirlos, señalarlos y torturarlos», afirmó el exdiplomático.
Además, señaló que el mensaje es para los sacerdotes y obispos que aún siguen en Nicaragua, que «si no se someten se les recetará cárcel o exilio».
En cuanto a que si se puede celebrar la excarcelación de los 19 religiosos, McFields dijo que está liberación tiene un «sabor agridulce, porque después de 500 días de torturar a un obispo, celebramos que ya está fuera de las ergástulas del régimen».
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«Nadie quiere que le pase a un obispo lo que le pasó a Hugo Torres o Eddy Montes, es por eso que celebramos porque su integridad física ya no corre peligro, pero no hay que descartar que hay otro porcentaje de tristeza porque ya son más de 30 religiosos los que Ortega ha montado en un avión y enviado a Roma», subrayó.
Referente a la represión que sufre Nicaragua a manos de la administración orteguista, el opositor afirmó con aplomo que «el poder de Dios es más grande que el poder de una dictadura criminal que nuevamente queda como mentirosa y cobarde, porque la verdad va a prevalecer siempre sobre la mentira».
«Comunicado de Ortega es sínico y es falso»
A diferencia de McFields, el sacerdote José Antonio Canales, obispo de la Diócesis de Danlí, ubicada en la zona fronteriza entre Honduras y Nicaragua refirió a Darío Medios internacional que «personalmente yo no estoy celebrando nada, porque que liberen a una persona a miles kilómetros de distancia no es para alegrarse».
«Desterrar a una persona, con la intensión de que no regrese nunca más, no puedo celebrarlo, porque a todas luces es una expulsión», recalcó.
Referente al comunicado del régimen de Ortega, quien no se atrevió a decir que fue realizó un destierro a los religiosos, el obispo Canales los calificó de «sínico y es falso».
Por otra parte, el prelado recordó que la estructura de la Iglesia católica de Nicaragua está siendo fuertemente golpeada por el régimen de Ortega, «pero lo que lo que no podrá golpear ese gobierno es en el corazón de los nicaragüenses porque todo lo que está pasando está haciendo más fuerte el amor a Cristo en los nicaragüenses».
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Por su parte, el exreo y desterrado político Yubrank Suazo remarcó que el destierro no es sinónimo de libertad, «todo lo contrario, y es una grave violación a los derechos humanos que limita la vida de las personas».
«Daniel Ortega deja al descubierto sus crímenes de lesa humanidad»
«Aunque esta excarcelación provoque gran alegría en la mayaría de la sociedad nicaragüense, no debe verse como respuesta a la situación inhumana que eran sometidos las víctimas», enfatizó Suazo.
También insistió en que «Daniel Ortega deja al descubierto sus crímenes de lesa humanidad por los cuales debe ser llevado a los tribunales internacionales para ser juzgado y condenado».
«Es evidente que con este destierro el régimen de Ortega pretende silenciar de una vez y para siempre la voz de la Iglesia, que, siendo fiel a la verdad, denuncia las violaciones a la dignidad humana y a las libertades de todo un pueblo», sostuvo el opositor.
Con el destierro de los 19 religiosos, la Iglesia católica de Nicaragua suma 31 a quien la dictadura expulsa hacia el Vaticano, y sigue siendo víctima de represión y asedio.