“La curiosidad mató al gato”, es un refrán antiguo conocido por los nicaragüenses. Creemos oportuno también compartir con nuestros seguidores, este tema del cual muy poco se habla como la brujería. Y presentar esbozos de religiosos y científicos sobre lo que por muchos años hemos conocido como sortilegio o hechizo.

Darío Medio Internacional se adentró a conversar con dos personas que practican supuestamente brujería, no sin antes pedir protección a su identidad.  Las citaremos en este trabajo con nombres ficticios (Dolores y Carmen).

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Ellas dijeron no tener pacto con el diablo o con sectas malignas. Alegan que trabajan en base a hierbas, sustancias extraídas de las plantas y con evocaciones no perversas.

Sostuvieron que poseen dotes de poderes sobrenaturales y que preparan sus actividades acordes con lo que sus clientes le encargan, que van desde problemas amorosos, separaciones de pareja, situaciones de negocios, problemas económicos, rencillas personales y enfermedades, entre otros.

Actualmente sacerdotes, pastores y fieles vinculados con el quehacer de las creencias religiosas consideran que existe el embrujo.

Sin embargo, hay decenas de miles de personas que no le dan crédito a la nigromancia y la consideran sin cimiento.

Todos hablamos sobre la brujería, ¿qué es realmente?

Dolores y Carmen aseguran que la brujería es el conjunto de creencias y prácticas rituales que se llevan a cabo en determinadas fechas y momentos.

Aseguran que las personas que buscan sus servicios deben estar decididas a creer en su trabajo, de lo contrario no surte ningún efecto.

A la par un pastor evangélico manifestó que el sortilegio es una categoría amplia y heterogénea, condenada por las religiones tradicionales y vinculadas con el paganismo.

Añadió que ha existido desde la antigüedad, aunque no necesariamente con ese mismo nombre, ni comprendida de la misma manera.

Determinó que la figura de las adivinas, magas, se remonta a la Edad Antigua y aparece en numerosos textos literarios. Por ejemplo, en la Odisea aparece la hechicera Circe, habitante en la isla de Eea, quien a través de pociones convertía a sus enemigos en animales o les hacía olvidar su hogar; y en otras obras la pitonisa Medea, mujer de Jasón, quien tenía saberes para la magia.

Hechiceras fueron acusadas de herejía y pactos demoníacos.

Estableció que las maléficas eran acusadas de herejía, pactos demoníacos y práctica de las artes oscuras (adivinación, necromancia, etcétera), muchas mujeres a lo largo de Europa y América fueron sometidas a torturas y ejecuciones públicas, como quemarlas vivas en una hoguera.

Con la Revolución Científica y el advenimiento de la Ilustración la obsesión cristiana con la brujería perdió intensidad, y pasó más bien al contorno del folklore y de las tradiciones populares, incluso infantiles.

A criterio de dos profesionales de la medicina y la psicología consultadas por este medio de comunicación, desde el anonimato aseguraron que “hoy las brujas forman parte del imaginario de los cuentos de hadas y del folklore campesino.

Sin embargo, aún existen grupos religiosos que aún acusan de brujería a los practicantes de otros cultos, especialmente las religiones no Occidentales (como la yoruba u otras africanas), o bien a quienes practican el neopaganismo, a través de cultos como la Wicca o el neodruidismo”.

Informes en la ONU

Las creencias, prácticas y consecuencias de la brujería han sido denunciadas en la ONU por varios funcionarios y expertos de alto nivel, aunque desde una perspectiva específica y a menudo en un país y contexto concretos.

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