Si hay algo que recuerdan los exreos políticos que fueron desterrados el jueves, nueve de febrero del 2023, es el apoyo incondicional de su familia, que nunca dejaron de demandar su libertad.
Ese apoyo es el que recuerda entre lagrimas el exreo político Wilfredo Brenes, originario de Masaya, quien no pudo darle el último adiós de su madre, Petrona Domínguez, quien murió a las 4:30 de la mañana del dos de junio del 2020, en el Hospital Sermesa de Masaya.
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La mujer, de 73 años, estuvo internada cinco días, luego de presentar fiebre, tos, cansancio y baja de presión. En horas de la madrugada sufrió un paro cardíaco.
Pese a los padecimiento que sufría, la madre de Wilfredo Brenes no dudó ni un momento en demandar su libertad, pues se le vio en las fueras de La Dirección de Auxilio Judicial, conocido como «El Chipote», en Managua para saber por qué su hijo había sido secuestrado por cuarta ocasión.
«Para la vicepresidenta —Rosario Murillo— es fácil hablar de amor y paz, pero no dejan en paz al pueblo de Nicaragua. Exijo que se ponga la mano en la conciencia y deje en libertad a mi hijo y a todos los presos políticos porque este gobierno está arrasando en contra de todo opositor» demandó Petrona Domínguez, el primero de mayo de ese año, un mes antes de fallecer.
Wilfredo Brenes: «La muerte de mi madre es el dolor más grande que he sentido»
En entrevista con Darío Medios Internacional, el exreo político que fue secuestrado por cuarta ocasión, el 30 de abril del 2020, bajo el supuesto delito de posesión de drogas, dijo entre lágrimas que la muerte de su madre «es el dolor más grande» que ha sentido.
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«De todo el sufrimiento que he pasado en mis cuatro secuestro, la muerte de mi madre fue el dolor más grande que he sentido, porque fue la persona que me apoyó en todo lo que hacía, porque sabía que yo estaba haciendo lo justo», expresó Brenes.
Conmovido, el opositor afirmó que su madre nunca lo dejó solo en los secuestros que fue víctima por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
«Ella estuvo allí, buscando en todo momento cómo verme, reclamando mi libertad y ofreciendo su vida, que al final la dio (en 2020) durante mi última captura», subrayó Brenes.
Además expresó que Petrona Domínguez no solo demandó su libertad, sino la de todos los secuestrados políticos en Nicaragua. «Ella no era egoísta, siempre demandó la libertad de todos los presos políticos porque sentía el dolor de todas las madres».
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«Mi madre fue mi voz, mis ojos, que pedía mi libertad. Era una mujer fuerte porque a pesar de todos sus padecimientos físicos siempre buscaba la manera cómo verme. Hasta en silla de ruedas llegaba a dejarme provisiones», remarcó emocionado.
Aferrado a su fe cristiana, Wilfredo Brenes dijo dar gracias a Dios por haber tenido «una madre fuerte, digna y justa, siendo ese pilar de educación y entrega».
«No pude despedirme de mi madre»
Para el desterrado político, el dolor que aún no sana es no poder haber despedido a su madre, mucho menos llegar al cementerio, antes de abordar el vuelo de la libertad.
«Recuerdo que si no fuera porque los reos comunes tenían celulares, no me hubiese dado cuenta del fallecimiento de mi madre que murió en la madrugada del dos de junio», recordó.
Asimismo contó que toda su vida se le vino a encima cuando a las seis de la tarde del dos de junio se dio cuenta por redes sociales de la muere de su mamá.
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«Pegué un grito de dolor que hice temblar a toda La Modelo me tiré al piso, lloraba por mi madre, y más porque esos malditos (las autoridades del penal) no me avisaron», lamentó.
A un año del destierro de Wilfredo, y de otros 221opisitores, el apátrida afirma que confía en Dios que pronto la justicia va a llegar «y los culpables van a pagar por la muerte de mi madre (…) porque ellos (el régimen de Ortega) la asesinaron al exponerla desde la cinco de la mañana hasta las cinco de la tarde para después decirle que no podía verme y hasta la hacían firmar un documento donde decía que si moría, el penal no se hacía responsable».
Otras de las circunstancia que Brenes lamenta es no poder estar cerca de su padre, Wilfredo Brenes, de 90 años, quien está mal de salud y que no podrá despedirse cuando «Dios decida que descanse».
«Espero en Dios que los nuevos gobernantes sean la bendición para Nicaragua, porque sé que pronto vamos a salir adelante», concluyó el exreo político que lucha por sobrevivir y salir adelante en Estados Unidos