A Lucerito no le había alcanzado la edad para conocer tanta tristeza después de haber sufrido el horror de un abuso sexual. A los diez años fue abusada por un tío paterno, que siempre llegaba a casa de sus padres y les regalaba dulces a ella y a sus hermanos menores. El escenario: Nicaragua, donde los abusos sexuales están a la orden del día.

El abuso empezó a plena luz del día cuando sus papás estaban en el trabajo y ella regresaba del colegio a la casa.

Era su tío querido, siempre la había llenado de mimos, pero en ocasiones sintió que sus roces no eran adecuados, pues la tomaba de la cintura y a veces manoseaba sus glúteos y senos. Ella pensó que eso no era correcto, pero se quedó callada, no sabía cómo interpretar esas acciones, más una vecina le advirtió a la madre que había visto ciertos comportamientos del tío que no le parecían buenos con respecto a pasar mucho tiempo con Lucerito en ausencia de ellos. “A las niñas hay que tenerle más cuidado”, le había dicho la vecina.

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La madre se extrañó, pero dijo que “el tío era así de cariñoso con todos y que jamás dañaría a su niña”. La vecina rezongó ante la respuesta de la mamá y la miró con recelo.

En síntesis, el tío nunca había tenido problemas con la ley, sin embargo, él tampoco mantuvo una relación estable con ninguna mujer y muchas veces se oían rumores sobre su gusto por las jovencitas, algo que la vecina interpretó como una alarma y por eso permaneció atenta ante la situación.

Casi nadie le prestó atención a esos “chismes”, no obstante, el tío era un lobo vestido de oveja, quien según autoridades, son los más peligrosos depredadores sexuales, “que siempre dejan huellas de sus actos”. Fue precisamente lo que él le hizo a Lucerito (nombre alterno por seguridad).

Ese día amargo, Lucerito fue internada en el hospital de su comunidad localizada en el norte de Matagalpa. De no ser porque la vecina oyó un ruido raro y vio salir al tío con cara de que había hecho algo malo, hoy la niña estaría en una tumba. Lucerito presentaba desgarro en sus partes íntimas y el hombre la habría intentado silenciar para siempre al tratarla de ahorcar con sus manos. Se habría salido con la suya de no ser por que ella se hizo la muerta y la vecina actuó rápido al entrar a la casa tras de la huida tempestiva del “tío querido”.

Afortunadamente, fue gracias a esa reacción de supervivencia de Lucerito y acción rápida de la vecina, que hoy su historia no sería una de las tantas que quedan en la impunidad o en la impotencia del ser humano que repele este tipo de actos y desearían hacer justicia con sus propias manos.

La vecina dio la alerta y los campesinos lograron capturarlo en tiempo récord. El tío fue linchado en la vía pública, pero autoridades lograron evitar que los comunitarios lo mataran a golpes y lo trasladaron a la estación policial. El macabro suceso ocurrió a finales de marzo de 2024 y él hoy permanece en prisión, cumpliendo una condena de casi 30 años. Pero este tipo de historias nunca tienen un final feliz para las víctimas, ya que el dolor de ese recuerdo queda grabado para siempre en sus mentes, por lo cual especialistas recomiendan asistencia psicológica inmediata y constante.

“Managua encabeza la lista de abusos sexuales en abril de 2024”

Preocupante fue el reporte emitido por autoridades sandinistas en el cual revelaron al menos 23 casos de abuso sexual en el territorio nacional, según los datos del Plan de Prevención y Seguridad de las Comisarías de la Mujer.

Los resultados destacan que entre el 4 y el 10 de abril de 2024, Managua lidera estas cifras alarmantes con ocho casos en la última semana.

En tanto, Masaya es la segunda ciudad con cuatro casos, le siguen Chontales y Rivas con dos casos y luego Nueva Segovia, Estelí, Jinotega, León Chinandega, Boaco y Zelaya Central con un caso por departamento.

En lo que va de 2024, se han reportado un total de 273 denuncias por abuso sexual en todo el país, con 131 agresores detenidos y 142 casos resueltos.

Con todo y eso, para la socióloga Elvira Cuadra, el gobierno de Ortega y Murillo está lejos de proteger a la niñez y a las mujeres, ya que según ella, existen fallos en la recepción de denuncias, demoras en la captura de sospechosos y decisiones politizadas que se conjugan con un Sistema Judicial que deja sin justicia a miles de víctimas.

“Ello tiene que ver con dos factores de influencia: la política de violencia estatal que ha prevalecido sobre la sociedad nicaragüense desde 2018 y los efectos de la pandemia del COVID-19”, señaló Cuadra a Darío Medios.

Para la socióloga, esos dos factores actúan en un contexto en el que existe un sistema de estructuras que tiene como función principal reproducir distintas formas de violencia sexual hacia las mujeres y niñas.

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Cabe destacar que, en el primer semestre de 2023, 2,268 niñas fueron abusadas sexualmente, de acuerdo con datos de Medicina Legal en Nicaragua. Pero la cifra podría ser mayor, puesto que muchos niños y niñas abusados por alguien cercano al círculo familiar se hallan en el baúl del silencio por temor a represalias.

Es por eso, que la experta aconseja a quienes sospechan de algún abuso contra un menor a proceder con la denuncia, proteger la integridad del niño y brindarle ayuda psicológica pertinente.

Dato: Entre 2017 y 2020, en Nicaragua llegaron a la Policía más de 18 mil denuncias de violencia sexual, es decir, más de 12 casos por día. Pero solo se llevó a juicio a 19% de los acusados, sin que esto garantizara una condena para los perpetradores.