Daniel Zovatto, exdirector regional para América Latina y el Caribe en el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional) a través de un artículo de opinión en el sitio web López- Dóriga Digital, subrayó la importancia de la sorprendente capacidad de reacción de muchos gobiernos regionales y extraregionales sobre el asalto del gobierno de Ecuador en la embajada de México, para sacar al prófugo de la justicia, el exvicepresidente Jorge Glas.

No obstante espera que de igual maneras estos gobiernos tengan el mismo compromiso y celeridad para denunciar, de manera tan categórica, clara y abierta, las graves violaciones a la convención americana sobre derechos humanos y actuaran con la misma determinación y energía, a la hora de defender la democracia en la región en lugar de esconderse detrás de sus silencios cómplices o del tibio lenguaje diplomático de sus comunicados,  bajo el pretexto de una falsa solidaridad latinoamericana o bajo la excusa de no intervenir en los asuntos internos de otros países “hermanos”.   

“Ojalá estos mismos gobiernos decidieran unir sus esfuerzos para poner fin a la vergonzosa impunidad con que actúan varios gobiernos de nuestra región en contra de los derechos humanos, las elecciones libres y la democracia. No vale defender una parte del Derecho Internacional Público (cuando nos beneficia) y violar, consentir o callar cuando se violan otras normas del DIP, o del derecho internacional de los derechos humanos, o en materia de elecciones o en el ámbito de la defensa de la democracia”, subrayó el analista.

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Ortega también es considerado como violador de derechos humanos.

Dictaduras violan los convenios

“No deja de sorprender, y en mi caso de irritar, ver a dictaduras como la cubana, la venezolana y la nicaragüense, entre otras, rasgarse las vestiduras frente a la  violación de la Convención de Viena de 1961, cuando estas mismas dictaduras violan diariamente y con total descaro e impunidad numerosas otras convenciones y tratados internacionales, como lo demuestran sus cárceles llenas de presos políticos y tortura, sus constantes violaciones a los derechos humanos, sus detenciones arbitrarias, sus persecuciones y acoso a la prensa libre y a los activistas sociales así como las groseras manipulaciones a las que someten a los procesos electorales hasta convertirlos en farsas electorales carente de toda legitimidad y credibilidad”, insistió Zovatto..

Agregó que es asombroso ver el descarado cinismo de Maduro, Ortega y Díaz Canel, entre otros dictadores de esta región, miembros plenos de CELAC, defender con tanta elocuencia el respeto al derecho internacional público cuando ellos lo viven pisoteando en sus propios países.

Mencionó que además del caso de Jorge Glas en el Ecuador, valdría la pena analizar en detalle el asilo concedido por la dictadura nicaragüense al ex presidente Ricardo Martinelli en Panamá quien, en abierta violación a dichas normas,  continúa participando activamente en la campaña electoral en favor de su candidato presidencial, Mulino, de cara a las elecciones generales del 5 de mayo; violación en la que incurre no solo Martinelli sino la propia dictadura nicaragüense, quien pese a los reiterados y acertados pedidos que el MRE de Panamá ha formulado, sigue haciendo caso omiso a las obligaciones que le corresponden como país aislante.

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Las últimas elecciones en Nicaragua han sido señaladas de fraudulentas.

Farsa electoral de las dictaduras

Subrayó que es el momento propicio para hacer un llamado a retomar el compromiso y el consenso regional en defensa de los derechos humanos, las elecciones con integridad y la democracia en los términos de la Carta Democrática Interamericana. Y de denunciar sin ambagues aquellos regímenes que actualmente manipulan groseramente las reglas de juego y utilizan los organismos electorales y el aparato represor del Estado para organizar procesos electorales sin las mínimas garantías de transparencia, equidad, libertad e integridad.

“La farsa electoral nicaragüense de noviembre de 2021 y la reciente manipulación del proceso de inscripción de candidaturas presidenciales en Venezuela son dos ejemplos de este fenómeno. Hay que volver a trazar líneas rojas entre los que está permitido y lo que no lo está, lo que está acorde a derecho y lo que es una grosera  violación a la Carta Democrática Interamericana, en definitiva, hay que poner fin a la impunidad que vienen gozando varios regímenes de la región”, indicó Zovatto.