Gran impacto ha causado la cura de tres personas con VIH en el mundo de la Ciencia.   Se trata del paciente Thimothy Ray Brown, y el Paciente de Londres, Adam Castillejo, y un tercer caso que recientemente publicó la revista Nature,  similar a los anteriores, de remisión del VIH tras un trasplante de células madre.  

Según diario el País el Paciente de Düsseldorf, un hombre de 53 años cuya identidad no ha sido revelada, tras sufrir de una leucemia, se sometió a un trasplante de médula ósea —donde se encuentran las células madre— de un donante con una mutación que impide al virus penetrar en las células, y lleva ya cuatro años sin tratamiento antirretroviral ni rastro del virus. 

El investigador Javier Martínez-Picado, colíder del consorcio internacional IciStem, que ha publicado el hallazgo, se muestra siempre cauteloso pero contundente: “Ya no es una anécdota. Son tres. En medicina no hay nada categórico y las sorpresas siempre pueden ocurrir, pero aquí podemos hablar de un caso de curación”. 

Consultado al respecto, el médico internista de origen nicaragüense, Donald Moncada, aseguró que se trata de un hallazgo excepcional.    

“Si ya se han estado haciendo investigaciones basadas en ese hallazgo, pero hasta el momento no se ha podido replicar, porque implica hacer trasplantes de médula ósea a los pacientes, pero son tres casos bien excepcionales” destacó el experto. 

Agregó que replicar un caso de estos en Nicaragua, es muy difícil porque ni siquiera existen datos de la pandemia del VIH, y que los últimos fueron publicados a mediados del 2020.  Se estima qué se diagnostican entre 700 y 800 casos nuevos cada año. 

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Tras un largo un largo camino en busca de la cura, en la actualidad la infección por VIH sigue siendo una enfermedad incurable, únicamente se puede controlar y mantener a raya con tratamientos antirretrovirales, pero si se suspende la medicación, el virus vuelve a replicarse en el organismo. Por lo que lograr la curación de determinados pacientes supone un gran hito científico en la lucha contra el VIH y abre una ventana de oportunidad hacia nuevas estrategias de investigación para fulminar el virus.  

En los tres casos, objetos de investigación converge una infección por VIH y un cáncer de la sangre. Por la enfermedad hematológica, y tras agotar todas las herramientas terapéuticas, los médicos optan por realizar un trasplante de médula de un donante compatible. Para matar dos pájaros de un tiro, además de compatible, el donante tiene esa extraña mutación, presente en apenas el 1% de la población europea, que impide la entrada del virus en las células.  

El trasplante no es para todos 

No se puede hacer un trasplante de médula a todas las personas con VIH. Este procedimiento solo está indicado para tumores hematológicos cuando fallan otras alternativas terapéuticas. La técnica es muy arriesgada y no es ético someter a los pacientes a estos agresivos tratamientos para librarse del virus cuando hay antirretrovirales efectivos y menos peligrosos que mantienen controlado el virus del VIH.   

Actualmente existen varias teorías sobre el origen del VIH una de ellas es la que hace referencia a que el VIH fuese introducido en la población humana a través de la ciencia médica. Dentro de esta hipótesis existen diferentes teorías. 

El virus supuestamente se introdujo a los seres humanos a partir de los estudios de las vacunas contra la poliomielitis realizados en África durante los años 50. Según los científicos que apoyan esta teoría, la transmisión hacía los humanos se inició cuando se utilizaron riñones de chimpancés para preparar la vacuna contra la poliomielitis. Una teoría que otros consideran improbable. 

Otra de las teorías es la que tiene que ver con la “Transmisión Temprana” y sostiene que el virus pudo haber sido transmitido a los hombres a principio del siglo XX o incluso a finales del siglo XIX, a través de la caza de chimpancés como alimento. 

El virus pudo permanecer aislado en una población pequeña, local, hasta alrededor de 1930, fecha en que empezó a expandirse hacia otras poblaciones humanas y a diversificarse. En este caso su expansión se vio favorecida por el desarrollo socioeconómico y político del continente africano. Se cree que el virus simio se propagó de los chimpancés a los humanos por lo menos en tres ocasiones separadas, quizás a través de la matanza de los animales y el consumo de su carne.