Amanecía lentamente en Managua. El calor empezaba a adueñarse del ambiente, pero un frío extraño parecía recorrer en uno de los barrios más populares de la capital nicaragüense por su inseguridad y reportes de actos violentos, pero lo que nadie imaginó es que en ese mismo barrio ocurriría uno de los crímenes más siniestros de la historia de reciente de Nicaragua.

“Cuidado con el tipo de padrastro que le das a tus hijos”, suelen decir algunas abuelas en alusión a esa figura masculina que viene a ser un casi reemplazo de un padre ausente en el seno familiar.

Y quizás las ancianas tienen razón hasta cierto grado, ya que muchas mujeres se dan una nueva oportunidad en el amor al empezar una relación con un hombre que quizás es un potencial lobo vestido de oveja y maestro del engaño y persuasión.

Los especialistas en perfiles criminales aseguran que estos lbos vestidos de oveja resultan ser los asesinos más siniestros, pero que siempre dejan huellas.

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Muchas mujeres, sin embargo, al iniciar una relación sentimental creen que su nueva pareja la llenará de detalles y muestras de amor no solamente a ella, sino a sus hijastros, pero detrás de esa cortina de colores podría esconderse un asesino.

En un principio el nuevo integrante se presenta afable y cariñoso con ella y hasta con los hijos de ésta; no obstante, las razones que lo llevarían a cometer un crimen horrendo en contra de la familia, según expertos en psicología criminal, estarían la envidia, los celos y una mente psicópata, para solamente mencionar algunas características.

“El Chacal del Reparto Schick, el inicio de un historia de terror”

Cuando Óscar conoció a Ruth Polanco, ella tenía dos hijos de una relación pasada: Miurel McFields, de siete años, y Wálter Polanco, de apenas un año. Óscar fue novio de Ruth por tres años hasta que decidieron casarse. Ahí empezó la historia de horror.

Óscar insultaba a los niños, se paseaba desnudo por la vivienda frente a ellos y hasta les llegó a atribuir la culpa de que su relación con Ruth no iba bien.

Ruth, ante las desesperadas quejas de Miurel —quien ya tenía 11 años y se daba cuenta del maltrato del que eran objeto ella y su hermanito—, le dijo a Óscar que ya era suficiente, que se fuera de la casa, en el Reparto Schick de Managua.

La respuesta de Óscar Espinoza fue una manipuladora amenaza de suicidio con una sábana por la que terminó ingiriendo calmantes en el hospital Bautista. El doctor pronosticó depresión y estrés, sugirió tratamiento médico a base de calmantes y orientó terapia psicológica para el control de la ira, por la que se ganó una prolongada estadía en la casa de Ruth. Entonces planeó el asesinato. En su mente, su vida y la de Ruth serían mejores sin sus hijastros.

Ruth trabajaba como gerente de calidad en la Zona Franca de Carretera Norte, mientras Óscar era asesor financiero en una empresa que vendía piezas automotrices. El día del asesinato comenzó como uno cualquiera. Ruth dejó a sus hijos en el colegio y fue a trabajar. Óscar hizo lo mismo. Media hora después del mediodía, sin embargo, Óscar se apareció por la casa, cogió un cuchillo grande de la cocina y fue al cuarto de los niños, donde miraban televisión.

Óscar degolló primero a Miurel sin que pudiera gritar y se abalanzó sobre el niño de cinco años para callarlo. Lo levantó de la silla y le clavó el cuchillo en el estómago. Lo degolló y se dirigió al patio, donde estaba Alba, la empleada salvadoreña de 35 años que lavaba la ropa. Tomó un machete y se lo clavó en la nuca. Y luego, acomodó los cuerpos boca arriba, con los brazos abiertos en cruz y las cabezas juntas, como formando un trébol que en lugar de hojas tenía cadáveres. Y regresó a su trabajo como si nada.

En el anochecer llegó a la casa con Ruth, en bus, y fingió extrañeza al ver las luces apagadas. Los violentos latidos de Ruth le impedían encontrar sus llaves y Óscar, siempre actuando, entró por la puerta sin cerradura y corrió a ver los niños. Ruth lo siguió y lo supo: “¡Vos mataste a mis niños!”

El asesino no supo qué hacer ante la situación y se dejó llevar por la Policía. Lo condenaron a 30 años de cárcel, pero salió libre en 2009 por buen comportamiento y horas de trabajo. Estuvo cinco años en libertad condicional pero en 2014, ante la indignación del país, se logró encarcelarlo nuevamente. Dicen que ahora es un hombre religioso. Un pastor evangélico.

“Reinició su vida como si nada hubiera pasado”

Durante los 5 años de libertad condicional, Óscar René tuvo un hijo con su actual pareja Maritza Umaña, quien habita en la casa donde lo capturaron.

Ruth Polanco Vallecillo tuvo que despedirse para siempre de sus hijos. Un dolor incuestionable la embarga desde entonces.

Ella confesó que no se siente capaz de remover el pasado y que todo lo que quiere es superar todo de una vez.

Ella aún siente el dolor de aquellos días y que nunca más pudo volver a ser la madre que fue. “Y que gracias a atención psicológica, y con la ayuda de Dios, trata de sepultar el episodio”, alegó.

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El barrio Reparto Shick se localiza en la zona sur de Managua y lejos estaban los probadores de imaginar que se estremecerían con el crimen atroz ocurrido ahí en agosto de 1998.

“Esa casa está maldita”, dicen los vecinos al señalar la vivienda donde ocurrió el triple crimen y muchos expresar sentir escalofríos al pasar cerca del inmueble, que permanece vacío.