Masaya no es solamente la cuna del folclor, es también un referente de historia indígena, de lucha y resiliencia, donde la cultura y la valentía se combinan para dar lo mejor de sus ciudadanos. Y en 2018, Ramón Avellán, un alto oficial de la policía puso a prueba esa valentía al reprimir a opositores del partido que el defiende a capa y espada.

El sonido de las marimbas fue cambiado por disparos de fusiles y los masayas salieron a las calles a protestar en contra de una reforma al seguro social que afectaba el bolsillo de los asegurados, en su mayoría ancianos jubilados.

El 18 de abril de 2018 fue decisivo para la historia reciente de Nicaragua, una nación que ha pasado de una guerra a otra, sobrevivido a huracanes, erupciones volcánicas, terremotos, maremotos y desgraciadamente enfrentado los tentáculos de regímenes autoritarios que siempre han deseado perpetrarse en el poder a costa del sufrimiento de un pueblo que siempre anhela un mejor futuro para las generaciones venideras.

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No obstante, ese abril de 2018, Nicaragua entera viviría otro episodio de dolor e impotencia. Y el comisionado Avellán jugaría un papel crucial en el desarrollo de una onda represiva que dejó más de 300 civiles muertos, todo por alzar la voz en contra del régimen de Ortega y Murillo.

“Avellán: hijo de un guardia somocista”

El comisionado Ramón Antonio Avellán Medal es hijo de un guardia somocista a quien nunca conoció y proviene de una familia de escasos recursos económicos de Jinotepe, Carazo, y es señalado de graves torturas y crímenes contra los nicaragüenses. Ascendió en la Policía en tiempos del gobieno de Arnoldo Alemán.

Avellán estudió para ser maestro, formó parte de filas de la guerrilla sandinista en 1976 y en los 80’s laboró en las oficinas del Ministerio de Gobernación, lo que le sirvió de trampolín para llegar a la Policía. También se desempeñó como jefe policial de la ciudad de Bluefields, jefe de Seguridad Pública y además ocupó el cargo de jefe de Tránsito.

Se dice que Avellán es un hombre religioso, así lo afirmó el padre Edwin Román, uno de los sacerdotes que le plantó la cara a Avellán pese a que éste le pedía siempre la bendición cada vez que se el destino los ponía de frente.

No obstante, para mayo de 2018, cuando la represión había llegado a su punto más alto, Avellán le afirmó al sacerdote que siempre “rezaba”, pese a que se había convertido en una especie de “verdugo” del orteguismo, y había aplacado las manifestaciones a punta de armas.

Es el un hombre alto, con rostro imponente, con más de 60 años a cuesta y mal recordado para los masayas, quienes incluso le llaman “el verdugo”, porque su mirada infunde eso: terror.

“En Masaya no hubo flores”

Entre el 2 y 19 de junio de 2018, Avellán quedó entrampado en Masaya, donde habían más de 200 barricadas, algunas de ellas distaban a menos de dos cuadras de la estación policía donde se resguardó el alto jefe policial. Incluso, salieron a la luz videos en los que los atrincherados mandaban mensajes por megáfonos al comisionado.

Pero las cosas no se quedarían así, ya que Avellán fue rescatado gracias a la intervención mortal de un amplio grupo de policías y paramilitares -casi 1500- que dejó como resultado seis muertos y 34 heridos de gravedad.

A partir de aquí, Ortega y Murillo desatarían lo que se conoce como “Operación Limpieza” en las principales urbes de Nicaragua. El objetivo: matar o desplegar a los revoltosos que estaban atrincherados con el fin de despejar las calles.

“El más denunciado”

El colectivo de derechos humanos Nicaragua Nunca Más ha sido uno de los organismos que más ha señalado al comisionado Avellán por cometer crímenes en contra de opositores.

“Solamente en nuestro informe de torturas, 16 personas en los 154 testimonios recopilados lo señalan como perpetrador de torturas, además de lo que él ya es ampliamente conocido por dirigir la “Operación Limpieza” en Masaya, pero también estuvo en Puerto Cabezas y hay gente que lo identifica como unos de los que dirigieron la represión en esa zona”, aseguró Juan Carlos Arce del colectivo.

Cabe destacar que, en la también llamada “ciudad de las flores” hubo tragedia y luto, pues más de 30 opositores al régimen de Ortega y Murillo fueron asesinados.

Según el informe elaborado por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la OEA, “en la represión ocurrida en Masaya hubo una actuación conjunta de grupos de choque, personas de la Alcaldía y la Policía Nacional. La presencia de alto mando como Ramón Avellán en el lugar ratifica que esta metodología fue decidida a nivel nacional. Existen imágenes que comprueban el accionar de grupos de civiles que, junto con la policía, atacan a un grupo de manifestantes que intentaba avanzar por la calle principal del Barrio Monimbó”, concluyó el informe que destacaban los hechos violentos ocurridos entre abril y mayo de 2018.

En tanto, en agosto de 2018, Ortega y Murillo ascendieron a Avellán al cargo de Subdirector de la Policía, es decir, lo premiaron por su loable labor de reprimir al pueblo.

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Con todo eso, Ramón Avellán fue sancionado en noviembre de 2019 por el gobierno de EEUU, quien le atribuye al menos 107 asesinatos de opositores a la dictadura sandinista.

“Todos los bienes e intereses económicos de estos individuos, y de cualquier entidad que sea de su propiedad, que estén en Estados Unidos o en posesión o control de personas estadounidenses, están bloqueadas y deben ser reportadas a la OFAC. Las regulaciones de la OFAC generalmente prohíben tratos de estadounidenses dentro (o en tránsito) de Estados Unidos que involucren cualquier propiedad o interés de personas sancionadas”, enfatizó el comunicado del Departamento del Tesoro estadounidense contra Avellán y otros funcionarios acusados de cometer torturas y asesinatos en el contexto de la crisis sociopolítica que explotó en abril de 2018, que hoy cumple 6 años.