Castigan a presas políticas por realizar huelga de hambre

El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, arremetió en contra de las presas políticas que en forma de protestas empezaron una huelga de hambre dentro del sistema penitenciario para mujeres La Esperanza.

De acuerdo con el excarcelado y desnacionalizado político John Cerna, la dictadura castigó a las presas por haber iniciado esta protesta.

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Entre las presas policías que se sumaron a la huelga de hambre están Damaris Hernández, Adela Espinoza, Gabriela Morales, Mayela Campos, entre otras, quienes, en consecuencia, les han reducido el tiempo de visitas.

“El tiempo de visita que eran cada 20 días pasó a ser ahora cada 40 y dándoles solamente 40 minutos”, explicó el excarcelado a través de su cuenta de X.

Asimismo, el desnacionalizado político manifestó que el estado físico de las presas policías ha desmejorados pues hay palidez debido a la falta de sol, además de la pérdida de peso, psicosis debido al aislamiento al que son confinadas.

Además, manifestó que las autoridades del sistema penitenciario de mujeres les han restringido algunas cosas como medicamentos, familiares y objetos de uso personal, además de agua purificada, desinfectante, entre otras cosas.

Las presas políticas han tenido 2 audiencias sin derecho a defensa, en donde la dictadura les imputa los supuestos delitos de Ciberdelitos y menoscabo a la integridad nacional.

Según Cerna las prisioneras políticas tendrán una próxima audiencia, el 24 de octubre de este año.

Presas políticas en huelga de hambre

Desde el pasado 21 de septiembre se conoció que un grupo de presas políticas de la dictadura de Daniel Ortega que permanecen recluidas en la cárcel de mujeres La Esperanza, iniciaron una huelga de hambre en demanda de acceso diario a patio sol, agua potable, asistencia médica profesional de calidad y otros servicios básicos, denunció la activista y opositora Ivannia Álvarez.

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Según la activista, las encarceladas también están demandando “el respeto y el derecho a su visita sin control, es decir, que no haya personas alrededor vigilando y escuchando todo lo que hablan con sus familiares”.