La familia de la presidenta de la organización política Unión Democrática Renovadora (Unamos) y actual presa política, Suyen Barahona, informó a través de un comunicado que después de un año y medio de encierro y de mantenerla incomunicada, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo le permitieron hablar con su hijo de cinco años, quien se encuentra con su padre fuera del país por motivos de seguridad.

La llamada se llevó a cabo el pasado domingo 25 de diciembre durante la “visita especial” que permitió la dictadura a los presos políticos encerrados en la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) mejor conocida como El Nuevo Chipote.

“Queremos compartir que ayer 25 de diciembre se dio la visita a Suyen. Ella pudo ver fotos del niño y recibió una carta. Finalmente, después de un año y medio, pudo tener una llamada con su hijo. Fue un momento tan esperado por ambos”, señaló la familia de la presa política en un comunicado de prensa divulgado en redes sociales. En los últimos meses, la familia de Suyen Barahona mantuvo una campaña para lograr que la presa política pudiera hablar por teléfono con su hijo.

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El comunicado de los familiares también menciona que durante la visita que hicieron a la presa política en El Nuevo Chipote, el trato de los agentes policiales fue “respetuoso”, al igual que lo habría sido en la anterior visita ocurrida los días 7 y 8 de diciembre. En el comunicado señalan que ojalá este comportamiento por parte de los carceleros “siga siendo la práctica diaria y que la comunicación continúe fluyendo, según derecho, y para el bienestar del niño”.

“Suyen se encontraba con su usual fortaleza de espíritu. Por supuesto, el mayor anhelo tanto de su pequeño como de la familia sigue siendo el abrazarla en libertad, porque Suyen y las más de 235 personas presas políticas son inocentes. Agradecemos a todas las personas que se han unido a nuestro clamor y oraciones”, detalla el comunicado.

Suyen Barahona, al igual que muchos otros presos políticos, pasará estas fiestas de Navidad y Año Nuevo en prisión. La dictadura mantiene a más de 235 presos políticos en Nicaragua entre los que se encuentran políticos opositores, activistas, periodistas, sacerdotes y demás.