Monseñor Silvio José Báez exhortó a la población a confiar en la palabra de Jesús y permitirle que “suba a la barca de nuestras vidas, aunque hayamos probado el fracaso, aunque sintamos que no tenemos nada que ofrecerle”.

“El transforma nuestra existencia, la renueva y la hace fecunda”, agregó.

Monseñor Báez se refería a esos fracasos que hay también en la lucha por construir sociedades justas y democráticas.

“A veces se ha pagado un precio demasiado alto de vidas humanas, de sufrimiento, de exilio, de pobreza, y llega un momento en que todo nos puede parecer inútil. La “nada” del vacío, que carcome el corazón, y “la noche”, que aterroriza con sus tinieblas, pueden debilitar las luchas sociales más nobles.

Monseñor Báez enfatizó que cuando las fuerzas tenebrosas de los poderes tiránicos parecen triunfar, es fácil sucumbir a la tentación de acomodarnos al sometimiento, resignarnos a “la nada” y a “la noche”, abandonar la lucha y sentirnos derrotados. Lo que ocurrió a Simón Pedro y a sus compañeros aquella mañana en el lago, nos enseña que cuando confiamos en Jesús ningún fracaso es definitivo,” dijo el religioso.

Monseñor hizo un llamado a continuar en la lucha confiando en Jesús.

“Lo peor que le puede ocurrir a un pueblo es pensar que ya no se puede hacer nada. Si confiamos en Jesús, siempre se podrá hacer algo”, adujo.

En la homilía de este primer domingo de febrero monseñor Báez brindo palabras de aliento y de esperanza para no caer en la derrota aunque todo luzca mal.

“Tarde o temprano se abren nuevos horizontes de libertad para los pueblos sometidos, siempre habrá momentos de cansancio y de oscuridad, de frustraciones y de tristeza, pero con él no quedaremos nunca con las manos vacías, el rostro triste y el corazón amargado por la desilusión”, dijo monseñor Báez.