Fue en el Hospital San Juan de Dios de San José, Costa Rica, donde Catherine González Castillo de 33 años, junto a su mamá Rebeca Castillo Brenes, intentaron remitir a Emergencias a su tía Andalucía Castillo Brenes, por un dolor abdominal “intenso” el pasado 29 de agosto, sin embargo, las autoridades se negaron a atenderla por “no poseer un seguro pagado”, prácticamente dejándola morir a vista y paciencia del personal de salud.

Catherine dijo a DaríoMedios que, ante la emergencia médica primeramente llamaron al 911 para que una ambulancia llegara por su tía, sin embargo, esta “nunca llegó” por lo que decidieron contratar los servicios de una ambulancia privada, pagando una cuota costosa, pero lográndola trasladar a emergencias del San Juan de Dios.

Ya en el hospital, los paramédicos explicaron que Castillo Brenes estaba arribando con “una presión arterial de casi 70” y el ritmo cardíaco bajo, sin embargo, los médicos en emergencia dijeron que la mujer de origen nicaragüense “estaba bien y que no tenía nada”.

“De emergencia la mandaron a admisión y ahí, una mujer le dijo insistió a, mi mamá que mi tía no tenía seguro médico y le replico que en Costa Rica, la salud no es gratis. Entonces igual, mi mamá siguió insistiendo, se regresó a emergencia y ahí le dijeron que sí la iban a pasar, pero durante todo el acto, a mi mamá la mandaban de un lado a otro” explicó Catherine.

Frialdad de médico contribuyó al deceso

Durante el transcurso del tiempo que el personal de salud boleaba a su mamá, doña Anda Lucía Castillo empezó a perder el color, preocupando más a sus familiares quienes, por la desesperación del estado de salud grave, rogaron entre lágrimas por atención médica, mientras estos, fríamente insistían en que la nicaragüense “se encontraba bien”.

“Mi mamá se empezó a preocupar más, casi llorando prácticamente y le dijo que por favor atendieran que su hermana, que se le estaba muriendo. Un doctor de emergencia que fue el que la atendió durante todo el proceso, estaba sentado en un escritorio muy tranquilamente tomándose una gaseosa y le dijo que todo estaba bien que no pasaba nada y que solo le restablecerían los signos”, relató la joven.

Catherine se refiere al médico Josué Sánchez Vargas, quien se encontraba en el área de emergencias. La joven continuó relatando que el médico le preguntaba a su tía sobre sus síntomas, pero debido a la gravedad de su condición, esta no lograba responder, hasta que en un momento, se desvaneció por completo.

“Mi mamá le dijo al docto que ella le estaba diciendo lo que tenía mi tía, porque no podía hablar y mi mamá insistía en que su hermana se estaba muriendo y lo que le respondió el médico fue, que la paciente era ella no su hermana” añadió.

“La dejaron morir”

Mientras Sánchez Vargas continuaba tomándose la “gaseosa” con los pies estirados en su escritorio, doña Andalucía no respondía y cada minuto se desvanecía más y al ver que esta no contestaba el médico se levantó a tocarle el pulso, una acción tardía, porque ya no tenía pulsaciones en sus venas.

“Hasta en ese momento que la dejaron morir, el llamó al personal, la subieron a una camilla y se la llevaron para una sala de operaciones en emergencia, le dieron reanimación regresó, pero, ahí, en ese momento le estaba dando un infarto, la pudieron reanimar, luego se volvió a quedar otra vez, volvieron a darle reanimación de ahí, y luego la entubaron entubarla y medicarla. Pero claro, por supuesto ya la hora que ellos quisieron les dio la gana medio atenderla”, recordó Catherine.

La joven nicaragüense, señaló que las autoridades del hospital San Juán de Dios, no tuvieron “tacto para informar sobre el deceso de su tía, ya que con frívolas palabras, llamaron para pedir un correo electrónico y enviar el acta de defunción de doña Andalucía Castillo.

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Xenofobia marcada en instituciones ticas

“A mi mamá solo le dijeron, buenos días, “señora Rebeca Castillo me puede regalar un correo, vamos a mandar el acta de función de la señora Andalucía Castillo”, o sea, ni siquiera llamaron para decirle que su hermana acababa de fallecer, para darle la noticia, simplemente fue así y mi mamá tiene arritmia cardíaca, se me puso mal”, detalló.

Por último, Catherine tiene claro que “la salud no es gratis en Costa Rica y que tenés que tener un seguro para que te puedan atender, sin embargo, es bien sabido que si una persona tiene un caso de emergencia, el deber de ello es estabilizarte, en otros casos, te atienden y hasta te hacen una factura”.

“Mira aparte de la burocracia que ejercen las instituciones en Costa Rica porque es a nivel general, también se debe a nuestra situación como migrantes porque nosotras somos solicitantes de refugio, pero igual, el documento se lo pasan por cualquier lado del cuerpo, no les importa este carnet lo invalidan y también hay una situación bastante clara y marcada de xenofobia si sos nica”, finalizó González Castillo.