Tienda de Telas 3Es una mujer extraordinaria, quien nació y creció en el barrio Guadalupe de la ciudad de León. Su historia es un ejemplo de emprendedurismo.

 

De costumbre permanece sentada en una silla en su pequeña tienda de telas. Luce  sonriente y optimista, pocas veces siente tristeza, a pesar del fallecimiento de esposo hace un ano, Don Rodolfo Medal Altamirano.

 

Su mirada sintoniza con sus recuerdos mientras viaja a su niñez; “Fue triste porque trabajé desde niña a la par de mi madre. Carecimos de recursos y vendíamos en las calles y mi padre solo trae malos recuerdos, pero es mi padre”, cuenta María Guadalupe.

 

“A quien no tengo como pagarle es a mi madre, doña Blanca Leonor Berrios Santiago; una mujer tierna, amorosa, comprensiva y clave para el desarrollo de mi vida”, expresa con ternura doña Guadalupe.

 

María Guadalupe Altamirano, cuenta se encargó de atender a sus hermanos, ir al rio a lavar ropa, preparar la comida y salir a vender en las avenidas de la ciudad de León. “Algo muy importante que hizo mi madre fue enviarnos a la escuela”, habla con tristeza.

 

Al pasar los años se graduó de contadora en el Colegio Mercantil de Nicaragua, ubicado en la ciudad de León y obtuvo un empleo rápidamente por recomendación de una notable familia de esta metrópolis, y empieza a ganar sus primeros salarios, aunque era poco, pero le permitió ayudar a su madre y enfrentar la vida desde otra posición, cuenta con alegría, María Guadalupe.

 

“Antes de que coronara mi carrera de contadora en el Colegio Mercantil, ya había empezado mi noviazgo con mi esposo Rodolfo Medal y quien también estudió contabilidad y empezó a trabajar en el Banco Central de Nicaragua y quien me hacía las visitas a mi casa, hasta que nos casamos”, sonríe Guadalupe.

 

“Con Adolfo, mi esposo procreamos tres bellos hijos, Rodolfo, Mario y Lisette Guadalupe, fue una bendición para nuestras vidas y tanto él como yo, trabajamos duramente para garantizar una educación de pertinencia en el Colegio La Salle y Pureza de María, y luego en la Universidad Nacional de Nicaragua, León, de donde egresaron con sus respectivos títulos profesionales”, describe doña Guadalupe, con una sonrisa de felicidad.Tienda de Telas

 

Doña María Guadalupe:

 

¿Cómo logra obtener una tienda de zapatos y prendas de vestir en los años ochenta?

 

Precisamente en los años ochenta, cuando por recomendaciones de amistades me concedieron una tienda para la comercialización de prendas de vestir y la inversión la conseguí primeramente con amistades y luego por mi solvencia  de pago de mis créditos, me concedió el Banco,  otros prestamos suficientes para adquirir los artículos y continuar mi negocio, los cuales fueron pagados en tiempo y forma, replica María Guadalupe.

 

¿Qué personas fueron claves para que usted se desarrollara como mujer y microempresaria?

 

Indudablemente, mi madre, luego mi esposo, Rodolfo y mis hijos, mi madre, porque estuvo a mi lado y me enseño el camino del trabajo, la honradez y el emprendedurismo, a vencer las adversidades, mi esposo, porque  siempre estuvo a mi lado, ayudándome, pensando, analizando, tomando decisiones, corrigiendo los errores, y trabajando mano a mano conmigo, y mis hijos porque son después de Dios, lo más importante de mi vida, respira y luego vuelve su mirada hacia adelante.

 

¿Fue difícil para usted conjugar el papel de madre, esposa, comerciante y religiosa?

 

No es tan fácil, pero se puede, cuando hay deseos de salir adelante con la familia, cuando se quiere consolidar una familia con educación, con valores, con dignidad, claro, como le repito, es algo que cuesta, narra doña Guadalupe.

 

¿Cuántos años tiene de ser madrina de la Virgen de la Merced?

 

18 años, responde categóricamente y puede ser que como persona tengo defectos, como todo ser humano, pero soy una ferviente creyente en Dios y en su madre, la virgen.

 

¿Es una mujer realizada o tiene cosas pendientes para lograrlo?

 

Tienda de Telas 2Si soy una mujer realizada, tuve una gran madre, un buen esposo, y ahora tres grandes hijos, que me brindan todo su amor, cuidado y comprensión, estoy siempre con Dios y mi tienda me proporciona algún ingreso para vivir y Dios me sigue dando vida, que le puedo pedir a Dios, si me considero una mujer realizada, responde María Guadalupe.

 

¿Cuántos años tiene de tener esta tienda de telas?

 

Más de treinta y seis años, aquí paso mis horas de trabajo y me siento tranquila porque, aunque las ventas ahora no son muy fluidas, pero la pasamos luchando, explica.

 

Esos recuerdos tristes de su niñez, de trabajo arduo y pobrezas junto con su madre y hermanos, como los ubica ahora que tiene a sus hijos profesionales, su negocio, un marido que, aunque ya no está con usted en esta tierra, ¿pero del cual usted guarda un sitio especial?

 

Ubico esos acontecimientos de mi niñez y adolescencia, como algo que tenía que pasar y que me permitieron emprender un camino de cambios, de fortalezas, de perseverancia, de sacrificio, para cosechar hoy en día estos frutos de lo cual usted me habla, pero no puedo negar que esos días tristes de mi vida sirvieron de impulsos para garantizar un ambiente distintos a mi familia, nunca quise que mis hijos vivieran lo mismo que sufrí yo, dijo en tono melancólico nuestra entrevistada.

 

Yo aconsejo a las jóvenes, que la pobreza no es obstáculo para ir hacia adelante, que nos propongamos vencer todos los desafíos con confianza, seguridad, siempre creyendo firmemente en Dios, y que el pasado de cada uno de nosotros, debe servir de empuje para vencer las adversidades, dijo finalmente, María Guadalupe Altamirano viuda de Medal.

 

Por Catalino Leo Cárcamo.