El dos de noviembre es una fecha muy significativa en el calendario eclesiástico porque rememora a los difuntos. Por ello, la finalidad de esta fecha es la dedicación a la oración por parte de los fieles por todas las almas que han terminado su vida terrenal y aún permanecen en estado de purificación.

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Sin embargo, este año 2023, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo mandó a prohibir que los sacerdotes celebren la santa eucaristía en memoria de los difuntos en los camposantos.

Según piadosos que pidieron protección a su identidad dijeron que los clérigos están obligados a celebrar la homilía dentro de los templos católicos por orden de la dictadura.

Esta acción es calificada por expertos en temas religiosos como una agresión más de parte de los Ortega- Murillo, a la libertad de culto y tradiciones del pueblo de Nicaragua.

Dictadura obliga a miles de nicaragüenses a llorar a sus muertos en el exilio

Igualmente, la dictadura sandinista no sólo impide que los nicaragüenses puedan agruparse en los cementerios y participar en la misa en rogativa a sus fallecidos.

También ha quitado el derecho a decenas de miles de desterrados por razones políticas de visitar y colocar flores en las fosas de sus familiares.

Incluso muchos de los confinados no han podido asistir a las exequias de sus madres, padres, hermanos y restos de familiares, que han fenecido en el país y tienen que llorar a sus muertos desde el exilio.

El origen de la celebración de los difuntos

El origen del Día de los Fieles Difuntos se encuentra en el año 998, cuando fue instituido por el monje benedictino San Odilón de Francia. Esta conmemoración fue adoptada por Roma en el siglo XVI y a partir de entonces comenzó a rememorarse entre los católicos de todo el mundo.

Muchos nicaragüenses tienen como tradición pasar todo el día en los sarcófagos rezando el rosario y entonando cánticos cristianos, en rogativa por sus muertos.

Aunque otros rinden tributo a sus fallecidos, llevan equipos electrónicos para reproducir música que eran del agrado de los occisos en vida.

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Pero es común que cuando las personas se retiran de los cementerios pasan comprando sus deliciosos buñuelos que son parte de la tradición.