El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, exiliado en Estados Unidos, monseñor Silvio José Báez, en su homilía de este domingo 1 de octubre hizo referencia al pueblo exiliado, al despojo de propiedades y señaló que ningún pueblo puede ser marioneta de los gobernantes, quienes no son eternos.

“El pueblo de Israel había sido víctima de las injusticias y violencias de los poderosos y ahora se encontraba sin futuro en el exilio. A este pueblo el profeta le recuerda de parte de Dios que todos podemos cambiar, que el malvado puede dejar la maldad y que la historia se puede y se debe cambiar. Los pueblos no pueden ser marionetas del poderoso de turno, ni deben conformarse con repetir una y otra vez los mismos errores del pasado”, señala parte de la homilía.

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Asimismo, refirió que el futuro de un pueblo no está escrito de antemano. Y que a veces el futuro de los pueblos es incierto, hay cansancio, errores, intentos fallidos, luchas inútiles y decepciones.

Báez al mismo tiempo envió un mensaje de ánimo para la población y pidió no acostumbrarse al sometimiento y no desanimarse.

“Podemos llegar a pensar que ya no hay solución y que no nos queda otra opción que acomodarnos y acostumbrarnos al sometimiento, al silencio temeroso, al despojo de nuestra dignidad y de nuestros bienes. No lo permitamos, no lleguemos a creer que ya no hay nada qué hacer. No hay que desanimarse. Dios está de parte de los pueblos sufridos que luchan por liberarse”, dijo el religioso.

De igual manera agregó que el futuro de la humanidad no está únicamente en manos de los grandes dirigentes, las grandes potencias y las elites. Sino que está fundamentalmente en manos de los pueblos, y en su capacidad de organizarse.

Dios cree en el pueblo

El religioso también hizo referencia a que cuando los israelitas en el exilio se sentían como un montón de huesos secos dispersos en un valle, por medio del profeta Ezequiel el Señor les prometió soplar sobre ellos un viento de vida para convertirlos en un pueblo vigoroso, capaz de hacer el bien y decidido a construir una nueva historia basada en la verdad, la libertad y la justicia.

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“Dios cree en nosotros siempre, confía en que somos capaces de construir una nueva historia. También nosotros deberíamos confiar más en este Dios bueno y justo, que sopla aires de vida en nuestras débiles existencias, transforma nuestros corazones de piedra y nos da fuerzas para ser arquitectos de un nuevo futuro de fraternidad y justicia, de verdad y libertad”, agregó Báez.