Este domingo se conmemoró en Costa Rica, los seis años del estallido de la rebelión de abril del 2018 en Nicaragua que dejó por parte de la dictadura sandinista  centenares de asesinados, heridos, encarcelados y millones de exiliados hasta la fecha.

Así, desde tempranas horas de la mañana de este domingo, poco a poco la iglesia San Isidro Labrador de Vázquez de Coronado en Costa Rica, se iba llenando de exiliados nicaragüenses quienes con sus pañoletas, banderas, gorras y camisas alusivas al azul y blanco, llegaban de diferentes provincias para participar de la santa Eucaristía presidida por el padre Uriel Vallejos y concelebrada por el padre Harving Padilla, ambos curas perseguidos y exiliados por la dictadura Ortega- Murillo.

La cadena de medios nicaragüenses  en Costa Rica, comenzó sus transmisiones desde tempranas horas como una previa a la actividad central que fue la misa de conmemoración, como una forma de hacer llegar el mensaje cívico a los nicaragüenses que se encuentran en las diferentes partes del mundo y que no tuvieron la oportunidad de hacer acto de presencia en esta actividad.

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Los sacerdotes Uriel Vallejos y Harving Padilla, fueron categóricos en sus mensajes.

La voz de los pastores

Al comenzar la misa, el padre Vallejos agradeció por la presencia de la población nicaragüense y costarricense como una forma de solidaridad por los caídos, presos y exiliados de Nicaragua.

Durante la homilía, el padre Vallejos, quien fue cura párroco de la parroquia Divina Misericordia de Matagalpa en Nicaragua, hizo un llamado a la clase política opositora nicaragüense a deponer sus mesquinos intereses y velar varadamente por el futuro de Nicaragua, porque la población sufrida está harta de los pseudos políticos que solo buscan poder y fama, se creen cacique s de sus tribus.

Por su parte el padre Harving Padilla, excura párroco de la iglesia San Jun de Masaya, hizo un llamado a los pocos seguidores de los caudillos Ortega y Murillo a que “salgan de esa ignorancia estúpida y criminal que los vuelve cómplice ante los crímenes de lesa humanidad”.

De igual manera que tanto recordó que tanto él como el padre Uriel Vallejos, fueron de los primeros sacerdotes de Nicaragua en ser perseguidos y luego encerrados como una especie de seminario por cárcel, y que lograron conocerse estando en el exilio de Costa Rica.

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El baile de la marimba le dio el toque de color a la actividad

Marimba entona “la danza negra”

Los canticos y la animación del evento estuvieron a cargos por dos hermanos nicaragüenses, un costarricense y un colombiano, a quienes les agradecieron por la armonía a través la música y recibieron aplausos de la concurrencia.

Uno de los momentos más emotivos que se vivió en esta misa, fue la procesión de las ofrendas hacia el altar, pues unos jóvenes hicieron su entrada ataviados de trajes típicos nicaragüenses al frente portando la bandera azul y blanco, mientras danzaban en fila. Al llegar al altar bailaron al ritmo de la marimba el son de “la danza negra”, muy popular en Nicaragua.

Las palabras finales tanto del padre Vallejos como de Padilla, fueron de animó y a no decaer en la lucha por la democracia, justicia y libertad de Nicaragua, luego se escuchó el grito en los parlante de: “Viva Nicaragua, viva Nicaragua, viva Nicaragua”, mientras la asistencia respondía de igual forma al unísono.

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El evento tuvo buena aceptación entre la comunidad nicaragüense.

Se llenaron las expectativas

Al concluir la eucaristía muchos nicaragüenses y costarricenses agradecieron al altísimo por la vida y se fundieron en un abrazo como signo de solidaridad y resistencia desde el exilio en ese vecino país del sur.

Luego se repartió platillos entre los participantes de la misa como una forma de agradecimiento por el esfuerzo de asistir al evento conmemorativo, después se realizó una velada artística nicaragüense en el lugar conocido como el palenque, donde algunas mujeres emprendedoras ofrecieron parte de la gastronomía típica nicaragüenses.

Concluyendo así de forma exitosa el evento donde también tuvieron participación la asociación Madres de Abril, que recordaron con banderas y cruces a los caídos en Nicaragua.