VOZ DE AMÉRICA

Tras casi 40 años de labor social, el gobierno del presidente Daniel Ortega puso fin al trabajo de las Misioneras de la Caridad en Nicaragua.

Ana María tenía apenas dos meses de haber ingresado a su pariente, una niña de 12 años, al complejo Misioneras de la Caridad ubicado en la ciudad de Granada, cuando le notificaron sorpresivamente que la menor no podría continuar recibiendo atención de las religiosas porque se había ordenado el cierre repentino del centro.

No fue la única. Al centro acudían muchas personas de la localidad en en busca de ayuda.

La cancelación de la personería jurídica el pasado 29 de junio, puso fin a casi 34 años de historia a la que el mismo presidente Daniel Ortega contribuyó.

Según la Asamblea Nacional, controlada por el oficialismo, las religiosas no estaban autorizadas por el Ministerio de la Familia para que sus instalaciones funcionaran como guardería, centro de desarrollo infantil, hogar de niñas ni tampoco como asilo de ancianos, como lo hacían en Granada, una localidad ubicada al sur de Managua.

Además, aseguraron que los estados financieros reportados al Ministerio de Gobernación —que es el ente que regula las oenegés— supuestamente no coinciden con los documentos presentados por las religiosas.