El régimen mantiene al menos 14 religiosos entre obispos, sacerdotes y seminaristas detenidos de manera ilegal en Nicaragua, algunos de estos padecen fuertes enfermedades crónicas y según opositores de fallecer como presos políticos de los Ortega Murillo, la responsabilidad sería totalmente de ellos.

De acuerdo con información obtenida por DaríoMerdios el sacerdote Gerardo Rodríguez, párroco de La Purísima, en Belmonte, padece de diabetes y erisipela, por lo que debe de estar medicado constantemente.

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De igual manera conocimos que el sacerdote Fernando Téllez, también padece de hipertensión, a esta lista también se suma el vicario general de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Carlos Avilés, quien tiene problemas de hipertensión y diabetes, quien también debe de cumplir con sus medicamentos para evitar complicaciones.

En el caso de Monseñor Ismael Serrano, párroco de la parroquia San Miguel Arcángel de Reparto Las Brisas en Managua, aparentemente padece de Parkinson pues su cuerpo presenta temblores.

¿Qué debe garantizar el régimen a los sacerdotes y presos políticos?

De acuerdo con el abogado y defensor de Derechos Humanos, Braulio Abarca del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca +, el régimen es el responsable de brindar condiciones y garantizar los medicamentos para los sacerdotes y reos políticos que padecen de enfermedades crónicas.

“Las condiciones de las personas detenidas deben de estar basados en los principios de humanidad, y de respeto a los derechos humanos, así como también el debido proceso… en las que se incluyen el tema de la atención médica, las visitas de familiares, el acompañamiento de personal especializados en salud, y al no tener estas condiciones se generan graves violaciones a los derechos humanos y detrimento al proyecto de vida digna de todas las personas”, señaló Abarca a DaríoMedios Internacional.

Asimismo, agregó que el régimen de Daniel Ortega es totalmente responsable si a una persona detenida y más por temas políticos le sucede algo bajo el resguardo del Estado de Nicaragua, como los sacerdotes que padecen de enfermedades crónicas.

Hay que recordar que existen antesedentes de al menos 3 presos políticos fallecidos bajo la custodia del régimen en Nicaragua entre ellos Eddy Montes y Hugo Torres.

Régimen no brinda condiciones en cárceles

Por su parte un médico nicaragüense que solicitó anonimato señaló que la salud en los privados de libertad es parte del sistema de salud visibilizado, que sale a relucir únicamente cuando hay huelgas de hambre, a través de comunicación de familiares o bien porque alguien fallece dentro o fuera de la cárcel, como producto del descuido de las autoridades y del cumplimiento fiel y ético de la profesión del médico, cuyo compromiso es con su paciente, independientemente quién sea o el crimen o no que haya cometido. La situación de salud de estas personas es un problema de salud pública que requiere transformación prioritaria.

“Las condiciones penitenciarias y más la forma inadecuada que se administra en Nicaragua, con una política criminal punitiva o de castigo, favorecen un exacerbado envejecimiento físico como cognitivo (percepción, memoria o lenguaje), afectando más a las personas mayores y mujeres, algunas con discapacidad”, agregó.

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De igual manera señaló que, además, se genera un mayor desgaste emocional para el recluso y más cuando se encuentran privados de las visitas de sus familiares, este deterioro de su red social crea sentimientos negativos, de alto riesgo, como la soledad, la tristeza, la añoranza, la desesperanza, los pensamientos negativos sobre su futuro, aparición de ideación suicida, e incluso, del suicidio como la única escapatoria a la situación experimentada en las prisiones. Para tener una idea, en la cárcel una persona de 50 años es como una de 60 años que está fuera.