Tras cien días de protestas en Nicaragua, ciudadanos civiles continúan en las calles del país exigiendo la renuncia del presidente Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, tras la brutal represión que ha dejado mucha tristeza y dolor entre las familias nicaragüenses.

 

Las protestas dieron inicio tras el anuncio el 18 de abril, cuando Roberto López, presidente ejecutivo del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), revelara un paquete de reformas “para salvar” al Seguro Social, aumentando el aporte de los trabajadores y empleadores, reduciendo las futuras pensiones y creando un tributo ilegal de por vida a los pensionados del cinco por ciento, para salvar al INSS de la quiebra.

 

El presidente Ortega durante los 100 días de protestas, ha usado despóticamente a la policía Nacional y sus fuerzas paramilitares contra los manifestantes, dejando muertos, heridos, secuestros, desaparecidos y torturados, con un promedio de seis ciudadanos nicaragüenses asesinados por día.

 

Según en el último informe preliminar de la Asociación Nicaragüenses Pro Derechos Humanos (ANPDH), dijo que hasta la fecha en Nicaragua producto de la fuerte represión, 448 personas han muerto en las manifestaciones.

 

Los ciudadanos durante los cien días de protestas han mostrado repudio a Ortega, realizando multitudinarias marchas pacíficas, barricadas, tranques, paros, derribamiento de árboles de la vida, exigiendo un país libre y democrático.

 

Ante la escalada de violencia que vive el país es evidente la incertidumbre de la población, el gobierno ha criminalizado las protestas y ha tratado de detener a los principales dirigentes del Movimiento estudiantil 19 de abril a quienes los señala de terroristas, mientras a los Obispos de la Iglesia católica los señala de ser los principales actores del supuesto golpe de estado.

 

Por Lesther Hernández