En 1889 la Maritime Canal Company of Nicaragua recibió una carta de privilegio del Congreso de los Estados Unidos, otorgándole el derecho de empezar la construcción de un canal a través de Nicaragua.

El objetivo era juntar los océanos Atlántico y Pacífico y así realizar una de las aspiraciones más antiguas del hombre en el Mundo Nuevo.

Los franceses, dirigidos por el sobresaliente y excéntrico Fernando de Lesseps intentaron la hazaña en Panamá y fracasaron, víctimas de fiebres, aguaceros, la selva tropical, y a final de cuentas, de una ausencia de voluntad y de recursos financieros.

A partir de ahí, los norteamericanos comenzaron a excavar en Nicaragua en 1889 y continuaron la labor en ese proyecto hasta 1893. Ellos también fracasaron y se unieron a sus competidores franceses en la bancarrota, en la última década del siglo diecinueve.

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Los norteamericanos fueron abatidos por el pánico financiero de 1893, pero sus gastos y pérdidas no llegaron a las cimas impresionantes de la compañía de Lesseps. No obstante, las circunstancias, una gran batalla política con ramificaciones internacionales había quedado establecida. Al finalizar el siglo, presionado en especial por las estrategias navales que aparecieron durante la Guerra Hispano-Norteamericana de 1898, la batalla de las rutas de los canales comenzó a plasmarse. Los norteamericanos estaban comprometidos a construir un canal transístmico, en uno u otro lugar, aún donde los franceses habían fracasado, o sea Panamá, y, mucho más preferentemente, a juicio del americano promedio, a través de Nicaragua, en la ruta conocida como la “Americana.

En cambio, la nueva Compañía del Canal de Panamá, formada en su mayor parte por accionistas franceses y los herederos de los empeños, ahora en bancarrota, realizados por Lesseps en los años ochentas de ese siglo, estaban decididos a persuadir a los americanos a que compraran todas las considerables obras ejecutadas y de sus propiedades en Panamá, y así lograr comprometer el esfuerzo americano en Panamá.

Esta batalla de las rutas fue librada con mucha pompa y ruido, alcanzando su momento más fuerte entre 1900 y 1903.

Sin embargo, antecediendo a la batalla entre Panamá y Nicaragua, había otra más desconocida pero de mayor importancia en la solución de uno de los más grandes temas de la época: construir un canal con capital privado, o convertir el proyecto en un compromiso público y nacional, patrocinado por el gobierno de los Estados Unidos.

Este asunto tenía que decidirse antes de la más celebrada batalla de las rutas: la controversia sobre un canal fomentado por el gobierno o uno construído por la empresa privada, nos revela mucho de la mentalidad de esos tiempos; en verdad, el asunto del papel del estado en las empresas en todos los gobiernos contemporáneos, sigue aún en debate, entre el concepto sobre la libertad del individuo y la responsabilidad del estado.

“La estampilla que lo cambió todo“

En el Museo Postal en Washington DC, existe un módulo que detalla cómo las estampillas cambian o ejercen influencia en decisiones históricas y políticas. Y en el módulo ponen como ejemplo a Nicaragua.

No obstante, En 1901 el presidente de EE.UU., William McKinley anunció planes para la construcción de un canal interoceánico en Nicaragua. En esa época la fotografía estaba en ciernes aún. Un ingeniero (aún se ignora los motivos que lo impulsaron) consiguió 100 ejemplares de esta estampilla de Nicaragua, que muestra al volcán Momotombo en erupción. El ingeniero dio una estampilla a cada senador advirtiendo que el canal podría ser dañado por la actividad volcánica o las cenizas. Al día siguiente, el senado de EE.UU., votó para que el Canal fuera construido en Panamá, cambiando así la historia del transporte y la política hemisférica.

“Proyecto del canal de Nicaragua cumple 11 años sin concretarse”

El megaproyecto del canal interoceánico de Nicaragua, catalogado de ser tres veces más grande que el de Panamá, y anunciado como “el mayor proyecto de ingeniería civil en la historia” de la humanidad, cumplió 11 años el 3 de julio de 2023, sin señales de que el sueño se haga realidad.

Fue un 3 de julio de 2012 cuando los diputados, casi todos sandinistas de la Asamblea Nacional nicaragüense aprobaron la polémica Ley del Régimen Jurídico del Gran Canal Acuático Interoceánico de Nicaragua y de Creación de la Institución Rector, Autoridad del Gran Canal de Nicaragua, incentivada por Daniel Ortega.

Un año después la Asamblea orteguista aprobó la concesión de construcción y administración a la empresa Hong Kong Nicaragua Canal Development (HKND) Group, el inversionista chino Wang Jing, presentado como uno de los hombres más ricos de China y entre los 200 más acaudalados del mundo, quien invertiría 50.000 millones de dólares, ofrecería 50.000 empleos, y duplicaría el producto interno bruto (PIB) del país en los cinco años de construcción.

Todo parecía ir por el camino correcto, pues el canal uniría el Atlántico con el Pacífico, atravesaría el sur del país de este a oeste, con una vía húmeda de 278 kilómetros de longitud, 230 a 520 metros de ancho, 30 metros de profundidad.

Se trataba de un proyecto dividido en “subproyectos”: el canal, dos aeropuertos, dos puertos de aguas profundas, dos lagos artificiales, dos esclusas, un área de libre comercio y complejos turísticos, entre otros.

Fue así como HKND recibió la concesión de administración por 50 años, más otros 50 prorrogables, si así lo deseaba, a cambio de un pago de diez millones de dólares cada año durante la primera década, y el derecho al uno por ciento del patrimonio de los “subproyectos” que se elevaría hasta el 99 % al finalizar la concesión.

“Se desata la polémica social”

Los Estudios de Impacto Ambiental nunca fueron presentados en su totalidad, Wang Jing perdió gran parte de su fortuna, y los campesinos de las zonas afectadas, que se unieron a las protestas, vieron que sus líderes fueron arrestados, huyeron al exilio, o murieron a partir del estallido social de 2018.

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“Nos referimos a un proyecto fallido desde que empezó, por la falta de transparencia y corrupción que implementó el régimen de Nicaragua, la resistencia campesina frenó su avance, la comunidad internacional entendió que podía usarse para la entrada de recursos ilícitos”, expresó el ambientalista Amaru Ruiz, director de la ONG, Fundación del Río, la cual fue cancelada por la dictadura nicaragüense.

“Ortega vuelve a hablar del canal en 2024”

El cabecilla sandinista prometió una vez más que el proyecto que lleva anunciando infinidad de veces por fin se materializará.

“Se va a abrir el Canal de Nicaragua”, manifestó Ortega este miércoles 21 de febrero a sus fanáticos durante un acto público en el 90 anivesario del asesinato del general Augusto C. Sandino.

Además de atacar verbalmente a EEUU, pese que ha sacado provecho a la migración forzada hacia este país y a las remesas que envían los nicaragüenses, en su mayoría opositores exiliada y desterrados, Ortega aprovechó para recordar su deseo de construir un canal interoceánico por Nicaragua, y aunque USA sigue sin interés de involucrarse en el proyecto, Ortega recalcó que la nación nortemericana no debe meterse en el asunto.

Queda claro que el megaproyecto con el chino Jing quedó en veremos, pese a que se había prometido que en el 2019 cruzarían los primeros barcos por el canal interoceánico, quizás se refería a los barcos dibujados en el croquis del canal.