Monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, envió este domingo XXX del tiempo ordinario un mensaje desde su exilio en Estados Unidos, donde reflexionó sobre la importancia de amar a Dios con sinceridad y no con cinismo, adorándolo, mientras violan derechos humanos.

“Amar a Dios con todo el corazón es ponerlo en el centro de nuestra vida, acogerlo como nuestro Padre infinitamente bueno, tratarlo con familiaridad y adorarlo llenos de gozo en el silencio de la oración”, expresó el religioso.

Sin embargo, para monseñor Báez “son unos mentirosos los tiranos que con cinismo se llenan la boca hablando e invocando a Dios, e incluso calificando de bendiciones divinas sus delitos, ilegalidades y actos de corrupción. Dicen amar a Dios mientras ellos mismos ocupan su lugar creyéndose dioses, se enriquecen a costa de los pobres, irrespetan los derechos de las personas y oprimen a sus pueblos”.

Este mensaje del líder religioso, perseguido por la dictadura de Daniel Ortega, se contextualiza con la realidad que vive Nicaragua, donde sus gobernantes violan derechos humanos y atacan sin piedad a la iglesia católica, a pesar que la vocera del régimen, Rosario Murillo se ha declarado como una fiel creyente y dice adorar a Dios y actuar de acuerdo a sus mandamientos.

Monseñor Báez aseguró que “ese “dios” del que hablan los dictadores no es el Dios verdadero, a quien no se le puede amar si no se ama y se respeta a los demás. Quienes explotan a los pobres y oprimen a los pueblos, no sólo no conocen a Dios sino que, como dijo hoy el Papa Francisco, “cometen un gran pecado… corroen la fraternidad y devastan la sociedad” (Francisco, Eucaristía de clausura del Sínodo, 29/10/2023)”.

El religioso aclaró que el amor abarca la vida entera y adopta distintos rostros, que es adoración a Dios y servicio a los demás. Es oración y trabajo. Es caricia y lucha, es intimidad con Dios y compromiso histórico.

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“El amor está lleno de pequeños gestos de cuidado y se expresa en relaciones íntimas y cercanas, pero tiene también una dimensión civil y política que se manifiesta en todos los esfuerzos por construir un mundo mejor, en el que se respete la dignidad y los derechos de todas las personas”, concluyó monseñor Silvio Báez.