La oposición venezolana volvió ayer a las calles para continuar las protestas contra Nicolás Maduro. Tras la gran marcha del miércoles, el objetivo de los manifestantes consiste en mantener viva esa presión.
Muchos se dicen dispuestos a movilizarse a ultranza, a pesar de los choques con las fuerzas de seguridad en la jornada anterior, que dejó al menos tres fallecidos, y que ayer seguían. Los líderes opositores acusaron a las autoridades de “represión” y estas trataron de responsabilizar a los manifestantes de al menos una de las muertes.
La escalada de tensión en Venezuela no cesó con la que fue bautizada como “madre de todas las marchas”. Eso fue el punto de partida para nuevas protestas, aunque los convocantes comunican sus planes día a día, sobre todo a través de las redes sociales. Cientos de ciudadanos volvieron a concentrarse este jueves en las mismas zonas que el miércoles desde las 10 de la mañana. Con el paso de las horas fueron aumentando y se convirtieron en miles. En la plaza de Altamira, en el oeste de Caracas, en vías estratégicas como la de Prados del Este, y con la meta inicial: alcanzar la sede de la Defensoría del Pueblo, en el centro de la ciudad.
Las circunstancias de la marcha, no obstante, eran distintas. El 19 de abril fue un día festivo, mientras que este jueves era laborable. Por esta razón, Henrique Capriles, líder de Primero Justicia y uno de los dirigentes más significados de la oposición, pidió que los venezolanos pudieran “ausentarse de su actividad laboral o académica”. “Hoy [por el jueves] también estamos en la calle para rechazar la represión”, enfatizó el también gobernador del Estado de Miranda, inhabilitado recientemente por 15 años. Volvieron a producirse choques con las fuerzas de seguridad. La Guardia Nacional volvió a recurrir a los gases lacrimógenos para disolver algunas concentraciones de opositores. “Si ayer estaban agresivos, hoy están más agresivos”, dijo Capriles.
Mientras tanto, el Gobierno de Maduro, que intenta vincular a la oposición con los episodios de violencia desde el inicio de las protestas, hace tres semanas, aseguró que al menos uno de los tres fallecidos el miércoles, una mujer antichavista tiroteada en el Estado de Táchira, murió según su investigación a manos de un militante del partido de María Corina Machado, el opositor Vente Venezuela.
Hace tres años, el exalcalde del municipio Chacao de Caracas, Leopoldo López, fue encarcelado con la acusación de haber instigado en 2014 unos disturbios tras unas manifestaciones.
Desgastar al Gobierno
En este contexto, los venezolanos cansados del Gobierno de Maduro expresaban ayer su rechazo. Isabel Otero y su esposo, Jhonny Urdaneta, marcharon con pancartas colgadas a sus cuellos. La de Urdaneta tenía dibujado un tablero de tiro al blanco, representando que los “venezolanos son objetivos del hampa y represión”. “Soy arquitecto, estoy jubilado, y marcho porque ya he perdido ocho kilos en un año por culpa de la crisis económica. Uno de mis hijos se tuvo que ir a España porque en Venezuela lo robaban, no tenía futuro acá”, dijo a EL PAÍS.
“¿Hasta cuándo los venezolanos estaremos padeciendo por un gobierno irresponsable? Me parece increíble que se donen 500.000 dólares para la investidura de Trump en medio de una crisis en nuestro país. Queremos elecciones ya, un nuevo Consejo Nacional Electoral y la liberación de los presos políticos. Se olvidan de que Chávez estuvo preso en la cárcel Yare y recibió un indulto en democracia”, aseguró Otero.
La clave de la estrategia opositora consiste en la insistencia y en el intento de desgaste paulatino del Gobierno. Luz Marina Quintero, psicóloga industrial, consideró que “no se pueden abandonar las calles”. “Es la alternativa que tenemos ante esta dictadura, por eso debemos insistir”.
Carlos Pérez, de 23 años, estudiante de interpretación, aseguró: “Seguiremos marchando. El que tiene miedo es el Gobierno, no nosotros. Por eso no quieren ir a eleccionesy prefieren sacar a la Guardia Nacional y la policía para golpear a la gente”. Otro estudiante de la Universidad Metropolitana, Gerardo, de 22 años, destacó la importancia de seguir con las protestas: “Hay que ser estratégico. Hay que seguir viniendo, no importa que haya más o menos gente”.