En la barriada de San Nicolás, perteneciente al municipio hondureño de San Antonio, decenas de personas aguardan a las afueras de una escuela. Aprovechando el receso por las vacaciones de verano, estas instalaciones se han convertido en un centro médico improvisado en donde, para muchos, es la única manera de acceder a una mínima asistencia sanitaria.
Este lugar está gestionado por las fuerzas armadas estadounidenses y la Cruz Roja de Honduras, que han unido fuerzas y recursos para sacar adelante este proyecto de ayuda humanitaria en esta zona donde la mayoría de la población es de escasos recursos.
Cynthia Rodríguez lleva toda la vida residiendo en este lugar. Vive alejada del centro urbano y prácticamente no tiene acceso a la medicina ni a los insumos básicos. Ella y su hija de tres años solo se pueden beneficiar una vez al mes de los servicios sanitarios que se prestan en este lugar.
“Es un excelente trabajo el que están haciendo. Creo que la comunidad necesita más personas y más ayuda, no solo en la parte de salud”, comentaba Rodríguez ante la Voz de América mientras esperaba para ser atendida por personal médico.