Isabel II fue la monarca que más tiempo se mantuvo en el trono de Reino Unido. Su reinado de más de 70 años comenzó casi una década después del fin de la Segunda Guerra Mundial y terminó el pasado 8 de septiembre, al morir a los 96 años.

Su largo servicio al frente de la corona británica coincidió con años de inmensa expansión de riqueza y florecimiento de Europa tras años de crisis, época en la que la reina consolidaría una importante fortuna personal, estimada en unos 500 millones de dólares según la revista Forbes, que ahora pasará casi en su totalidad al nuevo “jefe de La Firma”, el rey Carlos III.

El patrimonio personal de la reina Isabel está incluido del patrimonio global del “negocio familiar” de la corona británica, conocida en términos financieros como La Firma o Monarchy PLC, un intrincado conglomerado con un valor estimado de unos 28.000 millones de dólares, de acuerdo con Forbes.

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El soberano británico no recibe un salario a la usanza, sino que en su lugar financia su Casa a través de una subvención soberana que proviene de las ganancias del Crown Estate, un conjunto de bienes que pertenecen a la corona y por lo tanto al monarca, pero no son de su propiedad privada.

Estos activos son gestionados por una junta pública, que anunció un beneficio de unos 312 millones de dólares en ingresos en el más reciente año fiscal. La mayoría va a las arcas del Estado.

La reina Isabel II también recibió más de 70 millones de dólares en herencia de la Reina Madre cuando esta murió en 2002. Ese patrimonio, que incluye valiosas pinturas, sellos de correo, porcelana fina, joyas, tiaras, caballos y una colección de huevos Fabergé se espera que también pase a Carlos III

Tomado de: BBC News