La comparación política entre 2024 y 1933 es compleja y controvertida. Si bien es cierto que existen algunas similitudes, como la presencia de movimientos populistas y autoritarios en varios países, también hay diferencias significativas entre ambos contextos históricos. Pero ambos años se parecen en varios aspectos.

La primera similitud tiene que ver con el ascenso de movimientos populistas y autoritarios: Tanto en 1933 como en 2024, observamos el auge de movimientos populistas y autoritarios en diversas partes del mundo. Estos movimientos se caracterizan por su nacionalismo, antiinmigración y su discurso anti-establishment.

La segunda comparación sería la crisis económica: La Gran Depresión de 1929-1939 contribuyó al ascenso del nazismo en Alemania. De manera similar, la crisis económica global de 2008 ha generado un clima de incertidumbre y descontento que ha sido aprovechado por los movimientos populistas.

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El apoyo rural y de las clases bajas urbanas a los movimientos anti democrático (Trump, Mileei, Orban..)

El tercer factor es el debilitamiento de las instituciones democráticas: En la década de 1930, la República de Weimar en Alemania era una democracia joven y frágil. En la actualidad, muchas democracias en el mundo se encuentran debilitadas por la polarización política, la desinformación y la falta de confianza en las instituciones. En África Occidental ha desaparecido la democracia con apoyo ruso y chino.

Ante este panorama, Darío Medios consultó al experto en migración y política Manuel Orozco, quien aseguró que lo que está ocurriendo es una situación mas compleja a nivel global, pues la ciudadanía quiere respuestas inmediatas, y rechaza la política tradicional.

“Quieren soluciones adecuadas para la sociedad moderna, y empiezan con la garantía de la seguridad personal ya que se vive en la época de los tiempos líquidos, donde la velocidad de los cambios es tán rapida que cuando una persona trata de lidiar con algo, se le presentan retos y problemas. Eso causa ansiedad e inseguridad y genera distorsiones que el Estado tradicional no puede controlar, y dan lugar a conflictos”, enfatizó Orozco.

Lo expuesto por el experto tiene validez, ya que según su criterio nos encontramos en la cola de las transiciones democráticas que empezaron en los 70, y se están cerrando ciclos políticos importantes, así como la vida política y física de muchos líderes.

“Los vacíos de poder están generando conformaciones políticas muy poco definidas, insustanciales, que se sostienen fundamentalmente con la imagen, a lo que Vargas Llosa se refiere a la cultura del espectáculo”, agregó.

“Paralelismo histórico no existe”

De acuerdo a Orozco, los paralelismos históricos no existen, si se aplica un método histórico para comparar, la situación de 1933 no tiene comparación con 2024. Son otros fenómenos.

Orozco considera que ese espectáculo va acompañado de polarización, postverdad y populismos, pues las sociedades estarán recuperando conciencia que el espectáculo no es contenido, y empezarán a cuestionar al status quo de nuevo.

“Esto ocurrirá en un futuro cercano. Nicaragua todavía está bajo el espectáculo político de una dictadura chavista; El salvador bajo una dictadura Bukelista ‘cool’, pero la gente empezará a perder el miedo poco a poco. A Nicaragua le faltan dos años a menos que las fuerzas contrarias al régimen aceleren ese proceso”, explicó.

“Elementos diferenciales que pueden defender la democracia”

El contexto histórico de 1933 era muy diferente al de 2024. La Primera Guerra Mundial había dejado a Europa devastada, y Alemania se encontraba en una situación de profunda crisis económica y social. En 2024, el mundo no se encuentra en una situación de guerra global, y las condiciones económicas son mejores que en la década de 1930., pese a las guerras de Ucrania y Gaza y sus ramificaciones.

Además, las democracias en el mundo actual son más fuertes que las de la década de 1930. Existen mecanismos de control y contrapesos que dificultan el ascenso de un líder autoritario al poder como se ha visto en el enfrentamiento de la justicia con Milei.

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Asimismo, la sociedad actual es más consciente de los peligros del extremismo y la intolerancia. Existe una mayor defensa de los derechos humanos y la diversidad, aunque no en todos los países.

Es por ello que es imposible predecir con certeza si 2024 será un año de destrucción de la democracia. Sin embargo, es importante estar atentos a los riesgos que representan los movimientos populistas y autoritarios. “Es necesario fortalecer las instituciones democráticas y promover la tolerancia y el respeto a la diversidad”, señaló otro experto en Política Internacional.