El vicepresidente de El Salvador, Félix Ulloa, se reunió con el canciller de Rusia, Serguéi Lavrov, para conversar sobre el fortalecimiento de los lazos comerciales entre ambos países. Señaló que es la primera vez que un funcionario de alto nivel de El Salvador visita Rusia desde el establecimiento de relaciones diplomáticas.

Las delegaciones abordaron temas como el fortalecimiento de los lazos mediante la apertura de una Embajada de Rusia en El Salvador, en correspondencia con el establecimiento de la salvadoreña en Moscú. De igual manera, conversaron sobre temas de colaboración en proyectos económicos clave como el Tren del Pacífico, dado el interés de numerosas empresas rusas en participar en esa iniciativa que busca instituir una red ferroviaria de pasajeros y carga.

En la cita también se abordó el interés de establecer un acuerdo de cooperación entre Rusia y los países de la región centroamericana para “apoyar el trabajo de organismos como el SICA, PARLACEN y la CELAC”.

La cancillería indicó que Ulloa realiza una visita oficial a Rusia y su encuentro con Lavrov en San Petersburgo estuvo dirigido a debatir “medidas para seguir desarrollando la cooperación bilateral en los ámbitos comercial, económico, científico, tecnológico, cultural y humanitario”.

Igualmente, el mandatario de El Salvador mantiene buenas relaciones con el régimen de Nicaragua y tampoco ha condenado los crímenes de lesa humanidad cometidos por Daniel Ortega y Rosario Murillo contra el pueblo. Ha ordenado a sus representantes diplomáticos abstenerse en votaciones de la Organización de Estados Americanos (OEA) para condenar las reiteradas violaciones a los derechos humanos de la pareja dictatorial en contra de los nicaragüenses.

Un país democrático no puede eludir su condena a la agresión militar de Rusia a Ucrania. Celia Medrano, excandidata a la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), señaló que el Gobierno de Nayib Bukele mantiene una “permanente confrontación, al menos en discurso, contra los Estados Unidos”.

“Sin embargo, cualquier nación que se pretenda presentarse ante el mundo como una nación democrática no puede eludir condenar una agresión militar de una potencia en contra de cualquier país soberano”, agregó.

Mientras organismos de Derechos Humanos Internacionales cuestionan a Bukele, quien no le ha importado la devastada Ucrania, con más de 7 mil muertos, con seis mil niños y niñas llevados ilegalmente a Rusia a campos de reeducación y las amenazas del presidente Vladimir Putin de romper su silencio sobre la invasión rusa a Ucrania, un gesto que es interpretado como un apoyo a Putin.

1 Estado de Excepcion y abusos generalizados en El Salvador
Gobierno de Bukele firma convenio con Rusia 2

El partido gobernante Nuevas Ideas (NI), que controla la Asamblea Legislativa de este país centroamericano, frenó en el 2022 rendir un minuto de silencio en memoria a las víctimas de Ucrania. Posteriormente, la misión salvadoreña ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) eludió condenar la invasión a Ucrania, luego que la delegación de Guatemala emitió la moción en la reunión llevada a cabo en octubre pasado.

Desde que las tropas rusas iniciaron las operaciones militares en territorio ucraniano, la posición del Gobierno de El Salvador ha sido la ausencia, salvo por uno de los mensajes tuiteados por Bukele en inglés donde fustigó la credibilidad del presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

¿Bukele representa el nacimiento de un nuevo dictador centroamericano?

Daniel Zovatto, politólogo y jurista del Programa Latinoamericano del Wilson Center, dijo al medio de comunicación “La Plaza Pública” que, además de la ilegalidad de su segundo gobierno, Bukele, a lo largo de su mandato, se ha convertido en un líder autoritario. Narra cómo se ha llevado a cabo de manera acelerada y con apoyo popular “un desmantelamiento de la democracia, una fuerte concentración de poderes, un debilitamiento del estado de derecho, un uso abusivo del régimen de excepción y graves violaciones a derechos humanos”.

En los cinco años de su primer mandato, Bukele logró concentrar el poder del Estado bajo su figura. No solo a través de sucesivos golpes al poder judicial que le permitieron nombrar magistrados y cientos de jueces, sino a través de cambios legales para eliminar la representación de los partidos de oposición en la Asamblea y los gobiernos locales.

Determinó que con la excusa de un “ahorro presupuestario”, el partido oficial Nuevas Ideas y sus aliados aprobaron una reducción del número de diputados de 84 a 60. Cambiaron la fórmula matemática para asignar curules y lograron reducir a los diputados de oposición a tres. También se reformó la distribución territorial del país con la unificación de municipios, que pasaron de 262 a 44, con el mismo objetivo de minimizar el pluralismo político y beneficiar al partido oficial.