El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha ordenado al Ejército desfilar este lunes “en defensa de la moral” y “en repudio a los traidores de la patria”, una demostración de fuerza que se produce en vísperas de la gran marcha de la oposición convocada para el miércoles en Caracas. La ola de protestas ha ido en aumento desde que el 30 de marzo, el Tribunal Supremo de Justicia dejara sin competencias al Parlamento, de mayoría opositora, y ahondara así la crisis institucional que sufre el país latinoamericano. El mismo tribunal rectificó su decisión días más tarde, pero los manifestantes continuaron su pulso contra el Gobierno.
Ante el incremento de la presión, Maduro compareció la noche del domingo rodeado de sus ministros en el palacio de Miraflores, sede la Presidencia de la República. Lo hizo para lanzar algunas advertencias y para anunciar que, dos días antes de la protesta del miércoles, a la que el chavismo responderá con una movilización paralela, el Ejército saldrá a la calle. “Desde primer toque de diana, desde el primer cantar de gallo, estará la Fuerza Armada Nacional Bolivariana [FANB] bajo el canto y el trote, diciendo viva la unión cívico militar, viva la revolución bolivariana”, enfatizó Maduro.
El presidente venezolano describió esta movilización como una exaltación de los valores que asocia al oficialismo y como un aviso a la oposición. Esto es, “una jornada, en defensa de la moral, del honor, del compromiso, de la unión cívico militar, del compromiso con la patria, en repudio a la traición a la patria y los traidores de la patria, que desde el exterior, desde Miami, desde Bogotá, desde Santo Domingo triangulan conspiraciones”.
El pasado 29 de marzo, el gobernador del Estado de Miranda, el opositor Hernique Capriles, pidió ayuda a los colombianos durante un viaje a Bogotá para tratar de hacer frente a la escasez de comida y medicamentos que golpea Venezuela. El líder de Primero Justicia, partido mayoritario de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), señaló entonces las que considera las prioridades para su país y la columna vertebral de las reivindicaciones de su formación: el reconocimiento de la Asamblea Nacional, la liberación de presos de políticos como Leopoldo López, la apertura de un canal humanitario para alimentos y medicinas y la celebración libre de comicios.
El Gobierno venezolano busca vincular la marcha a los episodios de violencia callejera registrados en las últimas semanas. Desde las sentencias del Supremo, ha habido al menos cinco fallecidos en las protestas. La Iglesia y la oposición las atribuyeron en su mayoría a grupos de choque próximos al chavismo. Maduro, no obstante, habló de una “agresión” que trata de sembrar “el caos” y dejó claro que castigará a quien reconozca como responsable en las filas opositoras. “No me va a temblar el pulso para hacer justicia”, mantuvo, al comparar las manifestaciones con el intento de golpe de Estado contra Hugo Chávez de 2002. Es, dijo Maduro, “el mismo callejón sin salida”.
El País