La gritería es una solemnidad católica en tributo a la Inmaculada Concepción de María, germinada a principios del siglo XVIII.

La Imagen de la Inmaculada Concepción del Santuario Nacional de El Viejo, departamento de Chinandega fue traída en 1562 por Pedro Alonso Sánchez de Cepeda y Ahumada.

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Los misioneros españoles, esencialmente los franciscanos, transportaban a América la devoción de la Inmaculada Concepción de María.

El origen de esta fiesta, en su versión nicaragüense, se remonta posiblemente al siglo XVIII y surgió en la iglesia de San Francisco de la ciudad de León.

Los frailes franciscanos oficializaron los rezos de la novena a la Inmaculada Concepción, repartiendo la tradicional gorra. Esta práctica gustó mucho a la ciudad de León, consolidándose la devoción a la intachable.

Frailes franciscanos son los creadores de la novena a la Virgen María

Los franciscanos animaron al pueblo a rezar la novena en sus casas e invitar a sus vecinos, la cual concluyó el siete de diciembre.

El pueblo leonés, fue invitado a muchas purísimas. Iban de una a otra, cantando y recibiendo gorra. Así se fue desarrollando la noche de gritería.  Para mediados del siglo XVIII estaba bien determinada en la ciudad colonial.

Por su parte el historiador leonés Edgardo Buitrago Buitrago, mariólogo por excelencia, cuenta el origen del famoso grito ¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de María!   Como expresión de elocuencia que decían los frailes franciscanos al ver que la feligresía estaba precipitada, animando y enseñando al pueblo a usarla como saludo.

No tardó el pueblo en apropiarse de esta locución para saludarse cuando personas conocidas se cruzaban yendo de casa en casa por las calles de León.

Restauración de la Purísima 1857

El historiador Nicolás Buitrago Matus expresó que la   guerra nacional arruinó considerablemente los festejos de la Purísima.  Detalló que apenas se rezaba tristemente en las moradas.

Sin embargo, el encargado de restituir estas tradiciones, una vez lograda la paz, fue monseñor Giordano Carranza.

El 7 de diciembre de 1857 el obispo Giordano Carranza desde el atrio de la Iglesia de San Felipe aparejó una enramada donde instaló a la Purísima y confortó al pueblo a visitar casa a casa y a levantar sus propios altares. A la vez de rezar, cantar y gritar a la Impoluta.

De León la fiesta rebotó a Masaya, Managua y a Granada y de allí se extendió por todo el país.

Obispo Giordano Carranza instó al gritó a la Inmaculada Concepción de María en la gritería

El obispo Carranza inicia la gritería gritando desde el atrio de Catedral el “¿Quién causa tanta alegría?”. Luego vino una alborada con pólvora, gigantonas, filarmónicos y toros encuetados.

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La gritería una devoción que surgió posiblemente en siglo XVIII 6

A este grito y alborada se le conoce como “El Grito” y es tradición que antes de darlo el obispo dice unas palabras de devoción a la Bienaventurada Virgen María.  La purísima original es la de la ciudad de León.  La principal en todo el país.

En León los altares son famosos y se levantan en el interior de cada hogar

En Granada, por el contrario, los altares son hechos en la calle y se hacen procesiones que van de un altar a otro. Cada barrio de esta ciudad hace lo mejor que puede para presentar su altar de la mejor manera.

Sin embargo, este año 2023, la dictadura de los Ortega Murillo mandó a impedir las procesiones y las novenas en las calles, advirtiendo que todas las actividades a la Inmaculada deberán realizarse dentro de los templos católicos.

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La dictadura Ortega- Murillo es farisea porque mientras impide a los novenarios en las calles y transgrede las creencias del pueblo mariano, ordenó a las instituciones del régimen celebrar la gritería.