El apagón de la aplicación, que coincidió con la presentación de resultados de su empresa matriz Facebook, pone de manifiesto la adicción y excesiva dependencia de este tipo de servicios digitales.

WhatsApp sufrió una prolongada caída a nivel mundial el último miércoles que alteró a más de uno. Se especula con la posibilidad de que la empresa esté probando algunas novedades dentro de la plataforma o, simplemente, un fallo importante en las infraestructuras técnicas de esta conocida aplicación que mueve más de 1.200 millones de usuarios.

En opinión de Dave Anderson, experto en tecnología de la firma Dynatrace, una actualización de la aplicación que se encontraba en pruebas por parte de la compañía puede haber sido la culpable del fallo mundial. En declaraciones a la cadena BBC, recordó que WhatsApp suele enviar una nueva versión del servicio cada pocos días y es “posible que estén introduciendo códigos de programación nuevos cada hora para para prepararse para su lanzamiento”. “Cada desarrollo contempla riesgos y únicamente se necesita una línea de código errónea para que la aplicación y la aplicación fallará”.

El impacto fue mayor del que se creía; tuvo un alcance internacional y dejó sin servicio a millones de usuarios. En un comunicado, la compañía norteamericana asumiño este problema que se prolongó durante casi tres horas: “Los usuarios en todo el mundo no pudieron acceder a WhatsApp durante unas horas, pero ya hemos solucionado el problema; pedimos disculpas por las molestias”.