Poco o nada se sabe cuánto han aportado a la comunidad los concejales de Chinandega que en las elecciones del mes próximo buscarán una reelección. Muchos de ellos ejercerán por tercer periodo consecutivo y la población ni siquiera conoce sus nombres. 

En este municipio,  la alcaldía cuenta con 32 concejales, de los cuales 26 son del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN),  tres  son liberales, uno del Partido Resistencia Nicaragüense, un conservador y uno de Camino Cristiano. 

Entre los concejales con más de un periodo y que aspiran a continuar en el mismo puesto se encuentran;  Danilo Menas, Carla Vanessa Martínez, Dora Francisca López, Próspero Baca Gonzales, Mariano Esteban Tijerino, Héctor López Saravia, Mariano Laguna Salazar, Oswaldo Bonilla Baca, además del ex alcalde y ahora candidato a concejal suplente, Julio Cesar Velázquez. Y la lista sigue.  

Los mencionados esperan continuar como funcionarios públicos. El trabajo de estos concejales se ha reducido a levantar la mano para la aprobación de algún mandato del orteguismo, nunca se oponen, no proponen, no critican, ni piden cuentas sobre algún proyecto en marcha. Su trabajo se limita a asistir a las sesiones y aprobar.   

El salario de un concejal en este municipio es  de aproximadamente de C$16,000. Lo devenga por participar de una sesión, las que se realizan los últimos viernes de cada mes. “No es cuestión que cualquiera de a pié tenga un salario solo por ir a una reunión, además muchos hasta tienen otros trabajos en las mismas oficinas gubernamentales”, dice un chinandegano que se gana la vida vendiendo lotería en el mercado. 

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Concejales, “un bulto”  

La Ley 40 (ley de municipios) establece que la máxima autoridad normativa del gobierno local es el concejo municipal, quién será el encargado de establecer las directrices fundamentales de la gestión municipal en los asuntos económicos, políticos, sociales y ambientales.

Sin embargo, eso no se cumple. “El concejal es como un bulto que llena una silla”, criticó otro ciudadano. “Le voy a decir algo, no ponga mi nombre, pero esa situación empeoró con las dos últimas administraciones edilicias de la señora Aura Lila Padilla”, acusó.   

Según las normativas vigentes, cada año debe elegirse el secretario del Concejo, pero en Chinandega, desde hace una década continúa al frente la concejal sandinista Karla Martínez. “A esta señora  ni la militancia la quiere, por eso el partido con elecciones limpias no ganaría ni una”, dice un orteguista para este reporte.   

Trabajan para el partido

El presidente de la Comisión de Transporte es el dirigente Héctor López, quién, además, está dedicado a asegurar las marchas, viajes y movilizaciones de los simpatizantes del partido de gobierno.

Para un excombatiente consultado, a los concejales no les interesan que las obras de progreso lleguen a la comunidad o que se cumplan las ordenanzas municipales que han aprobado. Pero si, lo que se ordene desde Managua.   

“No se hace cumplir la ordenanza de ampliación y ordenamiento del casco urbano; limpieza y sanciones a los que ensucian el Río Acome solo para citar algunos ejemplos ”, comenta.

“Hay otras necesidades, no proponen instalación de una gran cantidad de altos que hacen falta en las calles para evitar accidentes, o de luminarias en zonas oscuras de la ciudad, mejorar la condición de las calles que están terribles, regular el parqueo de camiones con carga en el centro de la ciudad y el Templo El Calvario, cerca del mercado que deberían de descargar después de las 6:00 de la tarde o en la madrugada”, lamentó otro ciudadano. 

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Concejales celebran reelección

Mientras los ciudadanos se quejan, en los 13 municipios del departamento de Chinandega, los concejales celebran la orden de Daniel Ortega y Rosario Murillo, de reelegir a los alcaldes, vicealcaldes y al mismo Concejo, salvó las designaciones a los aliados, que hasta ahora no han anunciado formalmente a sus candidatos. 

En la cabecera departamental, se realizan presentaciones de los candidatos en las comunidades y barrios, además se habla del “Plan Municipal de Victorias, Unidad para la Prosperidad”, un nombre rimbombante que el oficialismo usa para referirse a su plan de gobierno municipal, pero que ningún ciudadano hasta ahora conoce.