El general en retiro, Humberto Ortega, sigue siendo objeto de opinión en el extranjero, tras  una entrevista que brindó a la cadena de televisión internacional, CNN. Dónde puntualizó que la liberación y destierro de 222 presos políticos abriría la pauta para un nuevo “contexto electoral libre y transparente.”

Está vez fue el politólogo Costarricense, Vladímir de la Cruz, dijo a Darío Noticias que las declaraciones de Humberto Ortega al medio internacional debería de ser analizado y consensuado en la oposición. Puesto que para el analista en pocas palabras dijo mucho para la oposición y dejó sentado sobre la paleta pública un mensaje claro.

“En primer instancia deja claro  que Nicaragua desde 1990,  el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro, hasta hoy ha avanzado en muchos aspectos de su economía nacional y de desarrollo. Que Nicaragua vive hoy una crisis política de gobernabilidad, por un alto grado de polarización, muy fuerte que requiere una solución definitiva. Y Que esta situación hay que resolverla entre políticos.” manifestó el politólogo.

Agregó que Nicaragua  no tiene posibilidades de recibir apoyo económico por parte de  Rusia y China, por la Guerra en Ucrania, y porque China no financia países que no le puedan pagar; que con la liberación de los presos políticos, el régimen pudo darle la  posibilidad a Nicaragua de insertarse en un mejor contexto internacional para negociar. Pero que los acontecimientos contra la iglesia Católica y el mismo Vaticano las cosas se complicaron  nuevamente. Por lo que considera que la bola está en la cancha de los dirigentes políticos, quienes deben de buscar la unión para no dejar pasar este momento.

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“El régimen está dando señales de debilidad, es el momento de oro para la oposición”, destacó el analista.

Recientemente en una entrevista, a Darío Noticias, la  Dirigente política de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), Ana Quirós, aseguro que la postura del General en retiro, Humberto Ortega, obedece a un deseo muy personal, que aún no se discute en la oposición.

El pasado 9 de febrero, Daniel Ortega explicó que había incluido Monseñor Rolando Álvarez en la  lista de 222 excarcelados políticos y desterrados a Estados Unidos, pero que el jerarca católico había rechazado el ofrecimiento, lo que el dictador calificó como un acto de “soberbia”. Y posterior a esto desató una guerra frontal y de odio contra la iglesia y su feligresía.